Cambio Climático y Propuesta Constitucional
Poco y nada aparece en el texto propuesto de Constitución que votaremos el próximo domingo 17 respecto a medio ambiente y cambio climático. Era de esperarse, toda vez que una cantidad importante de los consejeros ligados a la extrema derecha chilena tienen una mirada negacionista respecto del impacto humano sobre el medio ambiente y nuestra responsabilidad en el cambio climático, esto asociado a su mirada ideológica de sociedad, cuyas bases fundacionales son el intercambio, la regulación social y natural por parte del mercado, para satisfacer su objetivo final, acumulación.
Es por ello que la única mención a cambio climático y los esfuerzos que debemos realizar como humanidad para minimizarlo viene dada en el artículo 212
Artículo 212.- “El Estado implementará medidas de mitigación y adaptación de manera oportuna, racional y justa, ante los efectos del cambio climático. Asimismo, promoverá la cooperación internacional para la consecución de estos objetivos”.
Lo expuesto es de una vaguedad infinita dado que nos mantiene como sociedad en miradas comunes de tiempos pasados, anquilosadas en la búsqueda de avanzar dentro de lo posible, sin complicar la producción, manteniendo el sistema neo liberal basado en la economía como ente rector de nuestra vida, deshumanizado, sin considerar la necesidad urgente de implementar políticas de shock que permitan ya ni siquiera cumplir con el límite de aumento de temperatura por sobre 1.5°C respecto de la era pre industrial, considerado como límite para evitar daños medio ambientales irreversibles, sino que, conformándonos con sobrepasar dicho valor lo menos posible.
Chile posee hoy instrumentos como la Ley Marco de Cambio Climático que apuntan a “implementar medidas”, por lo que era esperable pensar en generar una política que vaya más allá, que recoja la acción conjunta del Estado, Sociedad Civil, Científicos, Organizaciones Políticas, Defensores del Medio Ambiente, permitiéndoles que confluyan pensamientos y acciones, reconociendo lo multisistémico de la naturaleza y la necesidad de analizar las particularidades y el todo sin sesgos políticos ni económicos.
Por otra parte, tampoco define las herramientas políticas que apunten a presionar la “cooperación internacional”, algo que sabemos a ciencia cierta es débil, no propone bases que permitan empujar a las organizaciones existentes hacia la acción, tampoco aporta a la creación de nuevas estructuras que permitan avanzar en una mirada y acciones comunes entre todas las naciones del planeta.
No podemos plasmar en nuestra base de convivencia social como lo es la Constitución Política generalidades ante la urgencia, no podemos poner el mercado por sobre la preservación del ambiente, debemos avanzar en generar estructuras de beneficio colectivo y no individual. En resumen, mas humanidad y menos mercado. Lamentablemente primó la mirada ideológica que busca preservar la acumulación por sobre el bien común.
Ímagen gentileza de Iberdrola