Crisis de bio diversidad, extinción masiva de la vida en la biosfera. Liberación de reservorios de vida microbiana.

Crisis de bio diversidad, extinción masiva de la vida en la biosfera. Liberación de reservorios de vida microbiana.

PARTE 5:     SEXTA EXTINCION masiva de especies

Por: Étienne Erice

Crisis de bio diversidad, extinción masiva de la vida en la biosfera. Liberación de reservorios de vida microbiana.

En el otoño de 1962, la humanidad del hemisferio norte despertó de un sueño utópico, a consecuencia de la divulgación de, La primavera silenciosa, libro escrito por la bióloga marina, Rachel Carson, que advertía de los efectos perjudiciales de los pesticidas en el medio ambiente, especialmente en las aves y culpaba a la industria química de la creciente contaminación. La humanidad toma conciencia del alcance de la huella humana en toda la biosfera planetaria, el hombre colossus bautizado por W. Catton (1), era capaz de llegar e influir en las cadenas tróficas más alejadas de la biota, e incluso afectar en los sistemas endocrinos de la vida animal. En su momento fue una alarma y advertencia mundial por el uso indiscriminado de pesticidas y biocidas como el DDT (2). La sociedad tomo conciencia que la tecnología no era inofensiva, como estaba grabada a fuego, por los sueños utópicos de una sociedad tecnocientífica, añorada y santificada como todopoderosa, desde los años 50 y 60.

La memoria es frágil, y en la segunda década del siglo XXI, la ONU nos hace una segunda advertencia, un millón de especies pueden ser condenadas a la extinción. El mayor informe sobre biodiversidad, auspiciado por la ONU, advierte del impacto de la acción humana. Un millón de los ocho millones de especies animales y vegetales estimadas y existentes están amenazadas de extinción y podrían desaparecer en solo décadas si no se toman medidas efectivas, urgentes y decisivas.

Se cree que la vida debe ser algo común en el cosmos, considerando que existimos en un universo donde las leyes físicas son las mismas en todas partes. Los detalles del origen de la vida en nuestro planeta Tierra se desconocen, aunque se han establecido unos principios generales. Hay dos teorías sobre el origen de la vida en la Tierra.

La primera, defiende la hipótesis de la «panspermia», y sugiere que la materia orgánica pudo haber llegado a la Tierra desde el espacio exterior, como en él argumento de la película, La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain), y que es una película estadounidense de 1971 del género de ciencia ficción basada en la novela homónima, escrita por Michael Crichton y publicada en 1969. Este trabajo cinematográfico trata sobre un grupo de científicos que investiga un organismo mortal de origen extraterrestre que provoca una rápida coagulación de la sangre. Pero, en resumen, su origen sería fuera del sistema solar.

En la segunda teoría, otros argumentan que tuvo origen terrestre (abiogénesis). Desde que la vida floreció en la Tierra, hace aproximadamente 4.000 millones de años, biólogos y bioquímicos, tales como el gran A. Oparin (3), han postulado la abiogénesis origen/principio, y que se refiere al proceso natural del surgimiento u origen de la vida a partir de la no existencia de esta, es decir, partiendo de materia inerte, como simples compuestos orgánicos.

La vida evolucionó desde este caldo primordial, generando toda la riqueza de formas imaginables. Y desde esta época, en el Planeta Tierra ha experimentado cinco grandes extinciones masivas de seres vivos, una extinción tras otra. La última y más conocida, hace 65 millones de años, momento en el que desaparecieron los dinosaurios, junto con más del 70% de las especies terrestres.

Sin embargo, muchos científicos señalan que actualmente estamos inmersos en la sexta extinción masiva, que tiene una diferencia con respecto a las demás: no se trata de un fenómeno de la naturaleza, sino que nosotros mismos, los seres humanos, somos los responsables directos. Inaugurando un nuevo periodo geológico llamado. El Antropoceno.

Este Antropoceno, es la época geológica propuesta por gran parte de la comunidad científica para suceder o remplazar al denominado Holoceno, la época actual del período Cuaternario en la historia terrestre, debido al significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres.

En su libro, El Antropoceno (4), Fernández Duran, afirma que nos estamos adentrando en una nueva era geológica, la del Antropoceno. “La expansión de las metrópolis urbanas, la hegemonía del sistema industrial y de la agricultura intensiva, y un consumo de masas que solo devuelve al medio ambiente residuos que en su mayoría son imposibles de recuperar para el ciclo natural, han llevado a la biosfera al límite de su capacidad de regeneración. En apenas cien años, durante el pasado siglo XX, la humanidad ha consumido más energía que todas las generaciones precedentes y se ha apropiado del 40% de la biomasa del planeta”. “Ha tenido impactos muy perniciosos en sectores claves para el mantenimiento de la vida: el agua potable, la tierra fértil, las pesquerías oceánicas, los bosques, la diversidad biológica y la atmósfera planetaria. Además, la explotación de pesquerías, bosques y tierras fértiles parece que ha llegado a su máximo histórico, y enfrenta un declive progresivo a resultas de su creciente agotamiento y del cambio climático en marcha”.

Quien ha descrito con maestría esta posibilidad cierta de esta extinción moderna, es Elizabeth Kolbert. ”Hoy el planeta atraviesa una sexta extinción”(5), pero, esta vez, aclara la autora, el agente de destrucción masiva es el ser humano. El hombre transforma el mundo: construye ciudades, caminos y granjas; tala bosques y llena la atmósfera y el océano de CO2 a niveles nunca antes registrados. Anfibios, aves, mamíferos y reptiles están en peligro de extinción; quizá los arrecifes de coral del mundo desaparezcan hacia finales del siglo XXI. Kolbert no endulza las alarmantes ideas que presenta.

Las tasas de extinción:

Este 6 de mayo de 2019, fue difundido el mayor informe sobre biodiversidad a nivel mundial realizado hasta la fecha.

El informe de Evaluación Global sobre la Biodiversidad y los Servicios de los Ecosistemas del Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) (6).

Un millón de especies animales y vegetales se encuentran en riesgo de extinción y la mayoría podrían darse en las próximas décadas. En una conferencia llevada a cabo en la sede de la Unesco, los voceros y representantes de este informe, el primero sobre la biodiversidad realizado por expertos de 50 países, reitera la responsabilidad humana en el resultado catastrófico para la vida de las especies.

«Las tasas de extinción son un factor importante, la mayoría de las especies de plantas y animales están más amenazadas con la extinción ahora que en cualquier otro momento de la historia humana”, informó Josef Settele, codirector del estudio de la IPBES. Fueron tres años para obtener la desalentadora radiografía del panorama actual de biodiversidad en el planeta, para luego proponer una lista de soluciones y planes de acción con el fin de tomar control de esta crisis.

Según la IPBES todas las causas de esta extinción masiva se relacionan con el ser humano y sus prácticas: desde la deforestación, con la que las especies han perdido su hábitat; la sobrepesca y cambio climático, ya que el mundo se está calentando demasiado para muchos animales e insectos. Además, los animales también sufren la propagación de especies invasoras cuyo número ha aumentado en un 70 % en medio siglo, y la mayoría introducidos por el ser humano.

Las cifras expuestas arrojan que, en cuanto a las especies, al menos 680 de vertebrados han desaparecido desde el siglo XVI y están en peligro más del 40 % de las especies de anfibios, un 33 % de los arrecifes de coral y más de un tercio de los mamíferos marinos. Un estimado provisional sitúa en un 10 % el porcentaje de especies de insectos amenazados.

El informe agregó que la mayoría de los objetivos mundiales de 2020 para la protección de la naturaleza descritos en el Plan Estratégico para la Biodiversidad (objetivos de biodiversidad) no se cumplirán, lo que socavará la mitad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

El activista de los bosques y el clima de Greenpeace Alemania, el Dr. Christoph Thies, dijo: “Esta es una realidad devastadora. Los gobiernos deben comenzar a poner a las personas y al planeta por delante de los intereses corporativos y la codicia y actuar con la urgencia que exige este informe. Los líderes deben adoptar objetivos sólidos y planes de implementación para proteger la biodiversidad con la participación y el consentimiento de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales en la cumbre mundial de la naturaleza en China el próximo año (COP15). La especulación ha llevado a la naturaleza al borde, poniendo nuestra propia supervivencia en peligro debido a la sobreexplotación del mundo natural y al empeoramiento del cambio climático”.

Este informe no es sólo un llamado a la acción. Es la última de muchas advertencias y, si no tenemos cuidado, puede ser la última antes de que las pérdidas se vuelvan irreversibles. La conservación y restauración de la biodiversidad pueden jugar un papel enorme como soluciones climáticas naturales y es hora de que luchemos contra el cambio climático protegiendo la naturaleza que nos sostiene.

“Los bosques, las turberas y los ecosistemas marinos costeros deben ser protegidos o restaurados. La combinación de la conservación de la biodiversidad con la reducción drástica de las emisiones de CO2 y el aumento del almacenamiento de carbono en la naturaleza puede contribuir significativamente a limitar el calentamiento global a 1.5° C. Estas son las acciones esenciales e inmediatas que pueden ayudarnos a regresar del borde del abismo”.

El informe de la IPBES revela que las acciones humanas han “alterado significativamente” la mayor parte del área tanto de la tierra como del mar”. Este indicó que: el 40% del medio marino mundial está mostrando una “alteración grave” de las presiones humanas y que la “riqueza y abundancia” de todos los niveles de la vida marina está en declive”.

 

Consecuencias de la perdida de la biodiversidad:

Liberación de los reservorios de vida microbiana y gérmenes.

La existencia de la vida microbiana, como las bacterias, y los ácidos nucleicos como los virus, es inherente a la vida en la tierra, son parte de los procesos naturales. Los bosques, desiertos, océanos, y los grandes espacios, son muros y cortinas para los reservorios de la vida microbiana, y los gérmenes patógenos, así lo fueron por millones de años.

La intervención del ser humano permitió liberar estos reservorios. Debido a la destrucción de la vida silvestre de bosques y animales, que actuaban de barrera hacia el ser humano, la vida es persistente y adaptable, muchos de estos virus y bacterias encuentran caminos para sobrevivir y multiplicarse.

Estudios científicos indican que la aparición de epidemias, y pandemias como el Coronavirus, SIDA, SARS y Ébola, entre muchas otras, está directamente relacionada con la destrucción de los ecosistemas naturales y la pérdida de biodiversidad.

En áreas recién deforestadas del Amazonas, aceleradas por las políticas del gobierno brasileiro de Bolsonaro. Las enfermedades han aumentado, ya que la pérdida de selva crea las condiciones de luz y agua para la proliferación de mosquitos.

En Estados Unidos, la desaparición de depredadores, consecuencias de la caza excesiva promovida por la cultura de las armas, ha hecho aumentar la abundancia de algunos roedores silvestres y, por lo tanto, la prevalencia de las enfermedades como la de Lyme, ya que estos ratones actúan de reservorio de la bacteria que la provoca.

En Chile la aparición del hanta virus, es consecuencia directa de la desforestación e intervención humana del hábitat del roedor silvestre de cola larga (7), Oligorizomys longicaudatus.

Nadia Barreiro (del medio m1), resume muy bien:  La pandemia del coronavirus muestra la capacidad del ser humano para crear desequilibrios en el ecosistema que luego repercuten en la salud, la economía y la libertad en tiempos de globalización.

El Covid-19 es fruto del despiadado comercio ilegal de fauna silvestre en China, con cientos de animales explotados en los “mercados húmedos”. Pero su explicación es mucho más compleja: tiene sus bases en la deforestación del sudeste asiático desde hace más de 30 años; el aumento sin control de la población y las consecuentes urbanizaciones sin planificación; la segmentación y fragmentación de los bosques; la creación de rutas, caminos, y el calentamiento global que hace a los virus más resistentes.

Cuando el ser humano arrasa con un bosque nativo genera un desequilibrio dentro de ese sistema. Donde había árboles habrá agua estancada, (lo que favorece la propagación de nuevos mosquitos, por ejemplo) y en donde antes había hábitats naturales, ahora habrá asentamientos humanos o monocultivos. Por esto, los animales comenzarán a migrar, se mezclarán con otras especies o buscarán refugios en las construcciones humanas.

Jordi Serra-Cobo, biólogo del departamento de biología evolutiva, de la Universidad de Barcelona (UB), en una entrevista con el periodico.com, indico, «El Covid-19, al igual que en el SARS del 2002, dio el salto del murciélago al ser humano. Los murciélagos, de los que existen 1.300 especies, son el grupo de mamíferos que alojan un mayor número de coronavirus. Representan el 20% de todos los mamíferos y son reservorios de virus», “Cuando destruimos masa forestal es para poner en su lugar asentamientos humanos. Y una parte de la fauna salvaje que estaba allí pasa a alojarse en estos ambientes”, agregó.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) viene alertando sobre el avance las nuevas enfermedades zoonóticas, causadas por este entramado complejo que incluye la destrucción de los bosques. Las selvas son la barrera que tiene el ser humano para evitar el contacto con la fauna silvestre. Pero estos espacios verdes están desapareciendo.

«El 60% de las enfermedades humanas infecciosas conocidas son de origen animal (animales domésticos o salvajes), al igual que un 75% de enfermedades humanas emergentes», alerta este organismo en un informe sobre salud del ecosistema.

En 2019, en el Amazonas se registraron más de 80.000 incendios y se perdieron 9.762 kilómetros cuadrados de selva tropical, el índice más alto de la historia, indicó el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil. Indonesia, por su parte, perdió la cuarta parte de sus bosques por la plantación de aceite de palma, usado para cosméticos, biodiesel y comestibles. En estos bosques, los orangutanes se quedan sin su lugar, mueren bajo las topadoras, o se van hacia otros territorios donde se enfrentan a grupos de su especie que defienden su terreno.

Las infecciones Mers, el SARS, o ébola (cuyo último brote acaba de ser erradicado en el Congo tras 2300 muertes en un año y medio) y otras en Argentina, como el dengue o la fiebre amarilla, también son producto de la mirada extractivista y sin ética del ser humano sobre el resto del planeta.

«Los cambios en las condiciones climáticas que han ocurrido desde 1950 facilitan la transmisión del virus del dengue a través de los mosquitos Aedes, así como el incremento del riesgo de contraer la enfermedad. La incidencia mundial del dengue se ha multiplicado drásticamente en las últimas décadas, y el riesgo de infección afecta a aproximadamente la mitad de la población mundial», señaló el secretario general de Naciones Unidas Antonio Guterres en una nota titulada «El cambio climático es más mortal que el coronavirus» que es portada de la web del Organismo.

Es de suma importancia restaurar y reconstituir la naturaleza, preservar los ecosistemas intactos, recuperar las especies y sus relaciones ecológicas, promover economías a nivel local respetuosas del medio ambiente, que reduzcan el riesgo del brote de nuevas pandemias en el futuro.

Lograr esta interdisciplinariedad es uno de los mayores desafíos de la época del “antropoceno”, marcada por la destrucción acelerada del planeta a causa a las acciones del hombre.

 

BIBLIOGRAFIA, CITAS Y REFERENCIAS:

(1) Rebasados, W. Jr. Catton. El autor de este libro se pregunta si aún es posible evitar la catástrofe ecológica que se cierne sobre nosotros.

(2) El dicloro difenil tricloroetano (DDT). En el siglo XX fue utilizado con intensidad como insecticida, pero, tras comprobar que este compuesto se acumulaba en las cadenas tróficas y ante el peligro de contaminación de los alimentos, se prohibió su uso.

(3) Oparin: Fue una de las teorías que se propusieron a mediados del siglo XX para intentar responder a la pregunta: ¿cómo surgió la vida?, después de haber sido rechazada la teoría de la generación espontánea.

(4) EL ANTROPOCENO, la crisis se hace mundial, la expansión del capitalismo global choca con la Biosfera, (Ramón Fernández Durán).

(5) Elizabeth Kolbert: Ella es conocida por su libro ganador del Premio Pulitzer The Sixth Extinction: An Unnatural History. Es una gran escritora, que aliviana los temas más oscuros con un poco de humor y relatos esclarecedores. A pesar de mantenerse siempre políticamente neutral, recomienda este llamado de atención a inversionistas y líderes de negocios, funcionarios, estudiantes y a quien le preocupe la peculiar posición del humano en el equilibrio de la naturaleza.

(6) IPBES: https://ipbes.net/news/ipbes-global-assessment-preview.

(7) El Síndrome Pulmonar por Hantavirus es una enfermedad infecciosa aguda, habitualmente grave, que puede ser mortal. Se caracteriza por fiebre alta en una persona previamente sana, escalofríos, dolor de cabeza (cefalea), dolores osteomusculares y síntomas gastrointestinales (náuseas, vómitos y dolor abdominal). La fiebre, superior a 38.3ºC, se acompaña por dificultad respiratoria sin una causa conocida. Esta enfermedad está presente en Chile, desde mediados de la década de los 90 y se adquiere por contacto con ratones silvestres de ‘‘cola larga’’ (Oligorizomys longicaudatus) portadores del virus. El ratón infectado elimina el virus a través de la orina, las heces y la saliva, y éste se transmite al ser humano fundamentalmente a través de la vía respiratoria.

 

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