PARTE 8:  DEBILITAMIENTO Y DISOLUCION DEL ESTADO NACION

PARTE 8: DEBILITAMIENTO Y DISOLUCION DEL ESTADO NACION

La Rebelión de Wat Tyler: También conocida como Revuelta de los campesinos. Fue el fin de la edad Media en Inglaterra.

DEBILITAMIENTO Y DISOLUCION DEL ESTADO NACION

Etienne Erice:

Siempre se han barajado en nuestro país tesis de invasiones o ataques de potencias  extranjeras, enemigos poderosos, en general, desde la óptica militar (1). Todo esto muy influenciadas desde la esfera de la política internacional, en la mayor parte del siglo 20. La doctrina de la seguridad nacional, de orientación anticomunista, forzada a través de la hegemonía de los gobiernos de los EEUU y sus servicios de seguridad, forzando golpes de estado, invasiones y eliminación de líderes locales. Para oponerse ante el avance, en su momento de lo que fue la influencia de la U.R.S.S., retador del estado más poderoso del planeta, aunque ambos tenían vocación internacionalista.

En el pasado colonial también fuimos influenciados por otras potencias, nuestro país fue fundado por el imperio español, y en nuestra independencia la intelectualidad criolla fue ayudada en su cometido por las élites del Imperio Británico, cuyo interés era conquistar la hegemonía de los mares, acceso a las materias primas que necesitaba el naciente Capitalismo Industrial, controlando las rutas y puertos, de una Sud América joven e ingenua. Las elites chilenas fueron entrenadas e inflamadas a través de sociedades secretas (2), para generar las condiciones necesarias y activar las fuerzas independistas, y debilitar a la España Colonial.

En la actualidad, en Chile, la rebelión de octubre del año 2019, generada por las condiciones cada vez más precarias y abusivas hacía los trabajadores chilenos por parte de las elites. Su codicia y desesperación por detener la disminución de las utilidades de la lógica de la globalización capitalista, la pérdida de competitividad, el encarecimiento de las materias primas. Y su incapacidad de agregar conocimiento a los procesos básicos en que basan sus negocios. Al final, un pequeño grupo de personas con barrotes, mazos, y fuego, generaron un daño al corazón del sistema de transporte de la capital de Chile, el Metro de Santiago, dejando casi paralizada la ciudad, y dando inicio a meses de rebelión en todo el país.

La Rebelión de Wat Tyler (3), conocida como la “Revuelta de los campesinos o Gran levantamiento de 1381”, fue un fracaso por la traición y engaño de los nobles, llevando a los líderes a parlamentar, para luego asesinarlos a mansalva. Desarticulando la rebelión. Pero, a pesar de esta derrota del campesinado, marca el principio del fin de la servidumbre en la Inglaterra medieval y el comienzo de una nueva era, el Renacimiento.

Los estados complejos son vulnerables o críticamente estables. Las sociedades tecnológicas y complejas al pasar por un proceso de colapso, transitan de estados de mayor a menor complejidad, y en este proceso de adaptación a el nuevo estado de equilibrio sus ciudadanos deben sobrevivir con menos apoyo, y tasas energéticas menores.

El estado-nación contemporáneo es un sistema complejo, y se mantiene gracias a densidades energéticas altas, al bajar el metabolismo energético de estas sociedades se producen deterioros en los servicios y expectativas en las personas, mientras se adaptan a las nuevas condiciones. Esta des-complejización de la sociedad, disminuye los servicios sistémicos necesarios para mantener a las masas de ciudadanos satisfechas y funcionales en los núcleos urbanos.

En palabras de Joseph Tainter, “Una sociedad compleja que ha colapsado, repentinamente es más pequeña, más simple, menos estratificada y menos diferenciada socialmente. La especialización disminuye y hay menos control centralizado. El flujo de información cae, la gente comercia e interactúa menos y, en general, hay una menor coordinación entre individuos y grupos. Correspondientemente, desciende el nivel de la actividad económica, mientras que las artes y la literatura experimentan semejante declive cuantitativo que a menudo sobreviene una edad oscura. Los niveles de población tienden a caer y, para aquellos que quedan, el mundo conocido se encoge”.

Las zonas territoriales periféricas, encargadas de entregar las materias primas, esta des-complejización, produce una disminución de la capacidad de transformación de los recursos naturales, que deben ser enviados a los núcleos urbanos, para mantenerlos funcionando, por un tiempo, la inercia les permite funcionar mientras se agotan los bloques energéticos y materias primas.

Las zonas rurales que tengan recursos naturales emplazadas en lugares estratégicos, con una cultura agraria, y lejos de los centros urbanos, tendrán una mayor resiliencia, y condiciones para sobrevivir ante el colapso del estado nación, o el advenimiento de un estado Fallido.

En los estados fallidos, una variable critica de estas sociedades complejas, son las cadenas de pago, de las fuerzas productivas, y los sistemas burocráticos, fuerzas de orden que tienen el monopolio legal de la violencia, las organizaciones de funcionarios que le dan cohesión a los estamentos del Estado.

Tainter agrega, “Las sociedades complejas, tales como los estados, no son una etapa discreta en la evolución cultural. Cada sociedad representa un punto a lo largo de un continuo que va de lo menos complejo a lo más complejo. Comparativamente, las formas complejas de organización humana han surgido recientemente y son una anomalía en la historia. Cuando son vistas teniendo en cuenta el panorama completo de nuestra historia, la complejidad y la estratificación son rarezas, y cuando aparecen, necesitan ser reforzadas constantemente. Líderes, partidos y gobiernos necesitan establecer y mantener la legitimidad continuamente. Este esfuerzo debe tener una base material real, lo cual significa que es necesario cierto grado de respuesta respecto a la población de soporte. El mantenimiento de la legitimidad o la inversión en coerción requieren una movilización de recursos constante. Este es un coste implacable que cualquier sociedad compleja debe asumir”.

 

Jonathan Di John, en su “Conceptualización de las causas y consecuencias de los Estados fallidos” (4). En este artículo resumido ofrece un examen crítico de la literatura reciente encaminada a definir qué es un ‘estado fallido’ así como las razones que explican su surgimiento.

Cómo se define el Estado, es central para entender la falla estatal. En la legislación internacional, un “Estado” dado existe cuando una entidad política es reconocida por los otros Estados como la autoridad política máxima en un territorio específico, y se trata como un “igual” en la “comunidad” internacional de Estados.

Otra definición común en derecho internacional dice que la condición de Estado existe sólo cuando una entidad política determinada posee una población permanente, un territorio definido, un gobierno y la capacidad de entrar en relación con otros Estados.

La definición clásica sociológica desarrollada inicialmente por Nicolás Maquiavelo enfatiza el uso de la fuerza, y sólo la fuerza, como el elemento fundamental de un Estado.

Max Weber elaboró en esta idea su definición de condición de Estado: “un Estado es una comunidad humana que (exitosamente) reclama el monopolio del uso legítimo de la fuerza física dentro de un territorio”, incluso cuando “el derecho de uso de la fuerza física es atribuido a otras instituciones o a individuos, solamente hasta donde el Estado lo permita”.

Una definición más amplia del Estado involucra la idea de un “contrato social” que se enfoca en la relación entre el Estado y el ciudadano. Esta idea fue desarrollada por el filósofo político inglés Thomas Hobbes, en el siglo XVII. Hobbes argumentaba que los individuos que viven sin un Estado o sin un imperio de la ley se encuentran en una situación de guerra, de todos contra todos, donde la vida es “solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”.

Helman y Ratner (1993) fueron los primeros analistas en utilizar el término “Estado fallido”. Se preocupaban por “un nuevo fenómeno inquietante” a través del cual un Estado llegaba a ser “totalmente incapaz de mantenerse como miembro de la comunidad internacional”.

Argumentaban que un Estado fallido pondría en peligro a sus propios ciudadanos y amenazaría a sus Estados vecinos a causa del flujo de refugiados, inestabilidad política y guerra al azar.

Michael Ignatieff, argumenta que el fracaso del Estado ocurre cuando “el gobierno central pierde el monopolio de los medios de la violencia”.

Para Zartman, el fracaso estatal ocurre cuando “las funciones básicas del Estado se dejan de ejecutar, se refiere a una situación donde la estructura, la autoridad (poder legítimo), las leyes y el orden político se han desintegrado”.

Hay muchas categorías y definiciones de “falla estatal” que han proliferado en la literatura. El fracaso del Estado puede ocurrir en muchas dimensiones, tales como la seguridad, el desarrollo económico, la representación política, la distribución de los ingresos, etc.

De acuerdo con Rotberg: Los Estados-nación fracasan porque no pueden seguir suministrando bienes políticos positivos a su gente. Sus gobiernos pierden legitimidad, y en los ojos y en los corazones de una pluralidad creciente de ciudadanos, el Estado-nación mismo se vuelve ilegítimo.

Fallido” o “colapsado”, desde su punto de vista, es la última etapa del fracaso. En casos extremos, el fracaso puede ocurrir en todas las dimensiones simultáneamente, como pasó en Somalia.

Los Estados fallidos son tensos, profundamente conflictivos, peligrosos y combatidos amargamente por facciones en guerra. En la mayoría de los Estados fallidos, las tropas gubernamentales pelean en contra de rebeldes armados dirigidos por una o más facciones en guerra.

En su definición, la intensidad absoluta de violencia no define un Estado fallido. Más bien son el carácter duradero de esa violencia (como en Angola, Burundi y Sudán), la dirección de tal violencia en contra de un gobierno o régimen existente y la intensidad de las demandas políticas y geográficas para compartir el poder o adquirir autonomía, justificando y razonando el uso de violencia, los que identifican a los Estados fallidos. En este punto de vista, la violencia política y criminal no condiciona el fracaso, y la ausencia de la violencia no necesariamente significa que el Estado en cuestión no es fallido. Un indicador muy relacionado con el fracaso estatal es el crecimiento de la violencia criminal. Aquí, la más citada es la presencia de pandillas, organizaciones criminales, traficantes de drogas y armas. Como resultado del fracaso del Estado en proveer seguridad a su población de actores violentos no estatales, los habitantes, frecuentemente, buscan protección de estos señores de la guerra o rivales armados del Estado.

Un segundo indicador de los Estados fallidos concierne a su inhabilidad para controlar sus fronteras. Pierden autoridad sobre porciones de sus territorios. Con frecuencia, la expresión del poder oficial se limita a la ciudad capital y una o más zonas étnicas específicas. Una medida cierta del alcance del fracaso de un Estado es la cantidad de extensión geográfica estatal verdaderamente controlada por el Gobierno.

Rotberg también introduce la idea de que es posible establecer escalafones de falla de acuerdo con la cantidad de dimensiones en que un Estado fracasa en suministrar los bienes políticos positivos. Los Estados-nación existen para suministrar los bienes políticos, seguridad, educación, salud, oportunidades económicas, vigilancia ambiental y, de otro lado, establecer y hacer cumplir un marco institucional y proveer y mantener la infraestructura.

Aunque esta jerarquía es un punto de partida útil para definir el fracaso de un Estado, es difícil identificar puntos precisos donde las debilidades de un Estado comienzan a transformarse en falla o en colapso, como aduce Rotberg.

Por lo tanto, es necesario establecer criterios claros para distinguir el colapso del fracaso. En aquellos casos en los que, a pesar de todo, los Estados fallan (o colapsan), así éstos pueden ser asistidos en el proceso de reconstrucción.

Torres y Anderson (2004) proporcionan un resumen breve del rango de las definiciones:

Los Estados en vía de fallar se caracterizan por su inhabilidad o falta de voluntad cada vez mayor para asegurar el suministro de los servicios básicos y la seguridad a sus poblaciones.

La “Estrategia para Estados Frágiles” ofrece tres definiciones operativamente relevantes para Estados en vía de fallar, los fallidos y aquellos en proceso de recuperación. El enfoque para determinar la fragilidad del Estado se centra en la efectividad del mismo (capacidad administrativa y recursos) y su legitimidad, a través de la medida de cuatro dimensiones clave: política, económica, social y seguridad. Se suministra una explicación dinámica pero centrada en la seguridad, el manejo del conflicto y la capacidad de construcción del Estado.

El Grupo de Trabajo sobre la Inestabilidad Política de la Universidad de Maryland, de base norteamericana, define al “Estado fallido” como una instancia donde la autoridad central del Estado colapsa por varios años.

Esto incluía cuatro tipos de eventos: guerras revolucionarias, guerras étnicas, cambios adversos de régimen, genocidio y politicidio.

Tanto las políticas estatales como las instituciones son débiles en estos países: esto los hace vulnerables en su capacidad de proveer servicios a sus ciudadanos, controlar la corrupción o proveer suficiente voz y responsabilidad.

Enfrentan riesgos de conflicto y de inestabilidad política. De 26 países con conflictos civiles de nivel intermedio o más graves entre 1992 y 2002, 21 fueron LICUS (5), durante ese período.

Los LICUS tienen tasas de mortalidad infantil y de pobreza que son el doble de altas que las de otros países de ingreso bajo; también ponen en riesgo a sus vecinos y la comunidad global, debido a la dispersión del conflicto y el crimen organizado, el flujo de refugiados, las enfermedades epidémicas y las barreras al comercio y la inversión. Mejorar la respuesta internacional en estos países es un desafío crítico del desarrollo. Mientras que los LICUS (Países de bajos ingresos bajo estrés), se caracterizan por sus políticas e instituciones débiles.

El Departamento Británico para el Desarrollo Internacional (DFID), define a los Estados frágiles como aquellos donde:

El Gobierno no puede o no quiere proveer las funciones básicas a la mayoría de sus habitantes, incluidos los pobres. Las funciones más importantes del Estado para la reducción de la pobreza son el control territorial, la seguridad y la protección, la capacidad de manejar los recursos públicos, la entrega de los servicios básicos y la habilidad para proteger y apoyar las formas como los más pobres se sostienen (DFID 2005).

El Centro de Investigación de Estados en Crisis de la Escuela de Economía de Londres (Taller de Estados en Crisis. Londres, marzo de 2006) hace un intento de catalogar países de acuerdo con distintos estados de vulnerabilidad y efectividad. Las tres categorías desarrolladas son: fragilidad, en crisis, y fallido. Las definiciones se detallan a continuación:

Estado frágil: es aquel significativamente susceptible a la crisis en uno o más de sus subsistemas.

El opuesto a un “Estado frágil” es un “Estado estable”, aquel donde los acuerdos establecidos institucionalmente parecen capaces de resistir un choque interno o externo y las disputas se mantienen dentro de los límites de los acuerdos institucionales reinantes.

Estado en crisis: es un Estado bajo estrés agudo, donde las instituciones actuales enfrentan impugnación seria y están potencialmente incapacitadas para manejar choques y conflictos. Hay peligro de colapso del Estado. Ésta no es una condición absoluta, sino una situación en un punto dado en el tiempo. Un Estado puede alcanzar una condición de crisis y recuperarse de ella, o puede mantenerse en crisis por períodos relativamente largos, o puede colapsar. Un proceso así podría llevar, como siempre hemos argumentado, a la formación de nuevos Estados, a la guerra y al caos, o a la consolidación del antiguo régimen. Pueden existir también “crisis” específicas dentro de los subsistemas del Estado: una crisis económica, una crisis de salud pública como VIH/SIDA, una crisis del orden público, una crisis constitucional, por ejemplo, asumiendo cada una por sí sola, no sumándolas a una condición general de crisis estatal. Sin embargo, una crisis en un subsistema podría llegar a ser lo suficientemente severa o extensa como para ocasionar una condición de crisis estatal generalizada.

Estado fallido: definimos un “Estado fallido” como una condición de “colapso estatal”, es decir, un Estado que no puede desempeñar sus funciones básicas de seguridad y desarrollo y que no tiene control efectivo sobre su territorio y sus fronteras. Un Estado fallido es aquel que ya no puede reproducir las condiciones para mantener su propia existencia. Este término se utiliza de forma muy contradictoria en la comunidad política (por ejemplo, hay una tendencia de llamar “Estado fallido” a un Estado que simplemente se desempeña pobremente). El opuesto a un “Estado fallido” es un “Estado duradero”, y la línea absoluta que divide estas dos condiciones puede ser difícil de establecer en los márgenes. Aun en un Estado fallido, algunos de los elementos del Estado, como las organizaciones estatales locales, tal vez sigan existiendo.

Por Qué Fallan Los Estados:

Aunque el comienzo de la violencia política, incluida la guerra civil, no necesariamente significa una falla del Estado, la persistencia de tal violencia ciertamente constituye por lo menos un fracaso en algunos de los subcomponentes de las funciones estatales, como la provisión de la paz y seguridad a través del total del territorio estatal-nacional. Lo difícil es determinar la causalidad. ¿La violencia política causa el fracaso del Estado? ¿O es posible que una falla estatal previa lo deje vulnerable a la insurgencia?

Abundancia de recursos, escasez de recursos, falla estatal y conflicto político violento

La literatura de los Estados fallidos ha estado enfocada en la lucha por apropiar recursos en ambientes subdesarrollados económicamente. Hay dos propuestas principales. La primera se enfoca en el rol que cumplen la escasez de recursos y la degradación ambiental en la aparición de la violencia política, de manera general, y, en particular, en los desafíos políticos violentos a la autoridad estatal.

La degradación ambiental y el conflicto político violento:

Un punto de vista influyente en la falla estatal es la idea de que la escasez de recursos y la degradación ambiental son centrales en los procesos de violencia política, generalmente, y, en particular, en los desafíos a la autoridad central. Homer-Dixon, por ejemplo, argumenta:

La escasez ambiental puede contribuir a difundir la persistente violencia subnacional, tales como los choques étnicos y las insurgencias. En las próximas décadas, la incidencia de tal violencia probablemente se incrementará, a medida que las escaseces medioambientales empeoren en algunas partes del mundo en vías de desarrollo (Homer-Dixon 1999).

Un segundo punto de vista en la misma línea es lo que se llama “el factor Guerra-verde”, donde:

El empobrecimiento medioambiental, el incremento del conflicto por los recursos, la marginación de la gente del campo, el descontento social y político, el desplazamiento y la migración incontrolada llevarán a más conflicto y al comienzo de guerras entre y dentro de los Estados (Fairhead 2000).

Un tercer y más popular punto de vista es expresado por la primera ministra alemana, Ángela Merkel, cuando afirma que “el efecto invernadero, la desertificación y el incremento en la escasez de agua probablemente causarán conflictos violentos y millones de refugiados medioambientales”.

La teoría mejor desarrollada sobre la relación entre escasez medioambiental y la violencia política es propuesta por Homer-Dixon (1999). La lógica básica detrás de su argumento es la siguiente: la tierra se valoriza debido a la escasez, y la escasez trae consigo la explotación y la degradación de la tierra, lo cual alimenta la pobreza y la rebelión. Además, la densidad de población agrava este problema.

Sin embargo, muchos conflictos ocurren en países con riqueza de recursos, en vez de escasez. Muchos autores argumentan que la abundancia de recursos crea incentivos para capturar el Estado y ayuda a financiar rebeliones cuando dichos recursos se pueden “saquear”.

 

Los efectos de un colapso sistémico planetario, en el territorio de Chile, generará una fuerte disminución en el metabolismo energético, y una tendencia a la descomplejización de la sociedad, pasando por varias etapas, dependiendo del proceso de disolución de las estructuras más complejas, hasta llegar a una desfragmentación del Estado-Nación.

Sin duda llevaría a una descentralización acelerada del estado.

Modelos de Estado fragmentado, con economías autárquicas y territoriales, influenciado por un biorregionalismo, ya fueron explorados en nuestro país desde muy tempranamente en la forma de estados federales.

En Chile, el federalismo como forma de organización del Estado se venía debatiendo desde los primeros años de la emancipación. Luego del caos provocado por la abdicación del Director Supremo Bernardo O´Higgins Riquelme, la tendencia federalista fue tomando fuerza poco a poco, debido a las numerosas pugnas entre Santiago y las demás provincias, que denotaban el carácter centralizado de la incipiente República.

El federalismo en Chile fue una tendencia política que se desarrolló principalmente entre los años 1826-1827 y luego en declive, pero aún con presencia, entre los años 1831-1861. Esta facción defendía la idea de un estado federal que favoreciera la descentralización política y la autonomía económica de las provincias. Su ideólogo indiscutido fue José Miguel Infante. Seguía claramente el espíritu del federalismo como por ejemplo el de Estados Unidos.

Los federales tomaron por primera vez el poder en Chile con las Leyes Federales de 1826 al mando de Ramón Freire y con la ayuda de Jose Miguel Infante. La principal medida de los federales en el poder fue dividir el territorio nacional en Provincias. Para ello se crearon ocho provincias las cuales son: Coquimbo, Aconcagua, Santiago, Colchagua (estas tres últimas derivadas de la antigua provincia de Santiago), Maule, Concepción, Valdivia y Chiloé (estas cuatro derivadas a la antigua provincia de Concepción). Tal como se muestra en la figura N°1.

 

Figura 1: División de Chile tras la constitución de 1826.

 

En la actualidad, algunos movimientos federalistas aún sobreviven, y plantean un federalismo regional, tal como el propuesto por Chile Federal (6).

Se propone una república federal, constitucional, compuesta por cinco estados federados y un distrito federal, ubicado en el centro geográfico de Chile continental.

 

Figura 2: Propuesta de un Chile Federal.

 

El listado de los estados propuestos, capitales estatales, población, superficie y provincias de cada Estado:

Nombre: Norte Grande (NG)

Capital: Antofagasta (350.000 hab.)

Población: 1.225.598 hab.

Superficie: 208.436 km2.

Provincias: Arica, Parinacota, Iquique, Tamarugal, Tocopilla, El Loa, Antofagasta, Chañaral.

Características: Clima desértico, acantilados costeros. Cordillera de la costa alta, depresión intermedia y cordillera de los Andes. Altiplano en los Andes, salares, depósitos de cobre y salitre en el interior.

 

Nombre: Norte Chico (NC)

Capital: Gran La Serena (450.000 hab.)

Población: 1.111.585 hab.

Superficie: 95.153 km2.

Provincias: Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí, Choapa, Petorca.

Características: Clima semiárido, fusión de la cordillera de la Costa y la cordillera de los Andes, valles transversales de este a oeste en vez de depresión intermedia. Sin vulcanismo.

 

Nombre: Valle Central (VC)

Capital: Talca (250.000 hab.)

Población: 11.000.000 hab.

Superficie: 100.000 km2.

Provincias: Los Andes, San Felipe de Aconcagua, Quillota, Valparaíso, San Antonio, Isla de Pascua, Marga Marga, Chacabuco, Santiago, Cordillera, Maipo, Melipilla, Talagante, Cachapoal, Colchagua, Cardenal Caro, Curicó, Talca, Linares, Cauquenes, Ñuble.

Características: Clima mediterráneo y mediterráneo continentalizado al interior, vegetación de matorral, cordillera de la Costa y cordillera de los Andes separadas hacia el sur. Depresión intermedia fértil.

 

Nombre: Distrito Federal (DF)

Capital: Capital Federal (250.000 hab.)

Población: 250.000 hab.

Superficie: 1.000 km2.

Característica: Se propone la creación de un Distrito Federal ubicado en el centro geográfico de Chile continental, cerca de Yumbel, con una superficie de 1.000 km² y una población estimada de 250.000 habitantes.

 

Nombre: Lagos del Sur (LS)

Capital: Gran Temuco (350.000 hab.)

Población: 3.757.687 hab.

Superficie: 84.232 km2.

Provincias: Bíobío, Concepción, Arauco, Malleco, Cautín, Valdivía, Ranco, Osorno, Llanquihue, Chiloé.

Caracteristicas: Clima templado oceánico con abundancia de lluvias y bosque valdiviano. Cordillera de la Costa y cordillera de los Andes de baja altura, depresión intermedia cerca del nivel del mar. Lagos glaciares, intensa actividad volcánica y geotermal.

 

Nombre: Patagonia (PA)

Capital: Punta Arenas (130.000 hab.)

Población: 287.268 hab.

Superficie: 256.301 km2.

Provincias: Palena, Coyhaique, Aysén, General Carrera, Capitán Prat, Última Esperanza, Magallanes, Tierra del Fuego, Antártica Chilena.

Características: Clima templado-lluvioso, frío y bosque subpolar magallánico. Paisaje glacial; cordillera de la Costa se compone de islas, depresión intermedia bajo el nivel del mar. Fiordos y campos de hielo.

  • Algunas provincias podrían elegir pertenecer a un Estado o a otro. Ej: Chañaral, Petorca, Ñuble, Palena u otras.
  • Para seleccionar la capital estatal se propone realizar elecciones cuando no exista una opción clara. Ej: Talca, Temuco u otras.

 

 

 

Estas propuestas, abordan la territorialidad, descentralización económica y política, similares a la distribución ecológica del territorio del estado-nación, tal como muestra la figura N°2. Sus propuestas son similares a la división de las zonas naturales desarrolladas por las ciencias naturales en Chile.

 

Figura 3: División de Chile, de acuerdo, a sus zonas naturales.

Una propuesta Eco-sostenible debe considerar los aspectos ecológicos y sostenibles del territorio, especialmente la localidad debe estar ligada a la disponibilidad de recursos naturales de suelo (ver figura N°4), y agua, que puedan hacer sostenibles las sociedades ecológicas del mundo post colapso.

Una sociedad futura, ecológica y localista, solo podrá desarrollar una economía agricola sostenible, si está ligada a las condiciones naturales del territorio, tales como, cuencas y cuerpos de agua. Un rápido examen de estas, nos dará información de los lugares que serán ecológicamente habitables en el mundo después del colapso.

 

 

Figura 4: Superficie de áreas destinadas a la agricultura o consumo humano.(7)

 

Considerando como punto de partida la huella ecológica con una aproximación de 1.54 hag. per cápita global (Cap.5). (datos según la WCED), para Chile el valor actual es cerca de las 3,2 hag, (8), usaremos este valor como promedio para la huella ecológica (9). Los habitantes sostenibles para nuestro territorio inmediatamente después del Colapso deberían estar cerca de unos 6.000.000.- habitantes. Este cálculo es muy complejo, debido al comercio global, uso de fertilizantes, derivados del petróleo, energía (10), déficit de agua, etc. Un análisis más detallado por zonas dependerá de la distribución de los recursos naturales. Una estimación por cuencas, seguramente nos darían mejores cifras, pero una distribución por zonas las podemos aproximar una vez generado el colapso. Aplicaremos un modelo que considera entre otros factores, un factor de habitabilidad (Fh), para corregir los valores en los diferentes territorios.

 

Figura 5: Zona de Arica Parinacota.

 

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Arica y Parinacota deberían estar cerca de los 33.000.- habitantes. Población actual 224.580.-

 

Figura 6: Zona de Arica Parinacota físico.

Figura 7: Zona de Tarapaca.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Tarapacá deberían estar cerca de los 51.000.- habitantes. Población actual 286.105.-

 

 

 

Figura 8: Mapa de Antofagasta.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Antofagasta deberían estar cerca de los 58.000.- habitantes. Población actual de 607.534.-

 

Figura 9: Zona Física de Antofagasta.

 

 

 

Figura 10: Zona de Atacama.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Atacama deberían estar cerca de los 91.000.- habitantes. Población actual de 254.336.-

 

Figura 11: Zona Física de Atacama.

 

Figura 12: Zona de Coquimbo.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Coquimbo deberían estar cerca de los 193.000.- habitantes. Un numero alto gracias a grandes áreas de praderas naturales, para la alimentación animal. Población actual de 603.210, zona productora con excedentes alimentación animal, no humano.

 

Figura 13: Zona Física de Coquimbo.

 

 

Figura 14: Zona de Valparaíso.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Valparaíso deberían estar cerca de los 857.000.- habitantes. Población actual de 1.825.757.- Claramente se prevee una gran migración post colapso. Zona atractor de recursos, dependencia de recursos costeros.

 

Figura 15: Zona Física de Valparaíso y Santiago.

 

 

Figura 16: Zona de Santiago.

 

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Santiago deberían estar cerca de los 1.200.000.- habitantes. Considerando que Santiago o región Metropolitana bordea los 7 millones de habitantes, claramente Santiago es una megaciudad insostenible, y es un atractor de recursos de la periferia, e inviable en un mundo post colapso, sin energía barata fósil. Es una sociedad con estamentos complejos, apoyada con alta tecnología.  Si bien está estratégicamente ubicada con carreteras expeditas, dependerá de fuertes cadenas de logística y aprovisionamiento para funcionar, sostenible después del colapso bajo un 20% de su población, considerando factores de habitabilidad, suelos agrícolas, energía local disponible, energías renovables, agua dulce.

 

 

Figura 17: Zona de O Higgins.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de O Higgins deberían estar cerca de los 480.000.- habitantes. Población actual de 908.545.-zona agrícola, dependencia de la agrotecnología.

 

Figura 18: Zona Física de O Higgins.

 

Figura 19: Zona del Maule.

 

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona del maule deberían estar cerca de los 550.000.- habitantes. Población actual de 1.044 950.- Zona agrícola, grandes recursos naturales de suelo, buenas posibilidades de resistir post colapso. Su inconveniente, es su dependencia de grandes bloques de energía y agrotecnología.

Figura 20: Zona del Bio Bio y Ñuble.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona del Bio Bio y Ñuble, deberían estar cerca de los 913.000.- habitantes. Población actual de 1.556.805.-habitantes. Si bien presenta grandes recursos naturales de suelos, agua y pesqueros. La sobrepoblación en las grandes ciudades es complejo. Solo será sostenible en los pequeños centros urbanos post colapso.

 

Figura 21: Zona física del Bio Bio y Ñuble.

 

Figura 22: Zona de La Araucanía.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de La Araucanía deberían estar cerca de los 380.000.- habitantes. La población actual es de 957.224 habitantes. Región de características optimas de resiliencia, una buena relación de suelos agrícolas, praderas y pasturas, territorio con unidad cultural y riqueza eco social, no hay una gran dependencia tecnológica en las áreas rurales y agrarias, tiene altas probabilidades de resistir como unidad cultural el proceso del post Colapso.

Los habitantes sostenibles para la zona de Los Ríos, deberían estar cerca de los 214.000.- habitantes. Población actual de 384.837.-habitantes.

Figura 23: Zona de Los Ríos.

 

 

Figura 24: Zona de Los Lagos.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Los Lagos, deberían estar cerca de los 457.000.- habitantes. Población actual de 828.708.-habitantes

 

Figura 25: Zona de Aysen.

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Aysen, deberían estar cerca de los 7.000.- habitantes. Población actual de 22.353-habitantes

 

Figura 26: Zona de Magallanes.

 

Los habitantes post colapso sostenibles para la zona de Magallanes, deberían estar cerca de los 33.000.- habitantes. Población actual de 166.533.-habitantes.

La situación inmediata al post colapso en territorio nacional, producto de una caída de las estructuras sociopolíticas, energéticas y climáticas, materias primas, desaparición del comercio global, generará un adecuamiento de la población, con migraciones masivas. Este proceso es probable que se prolongue por décadas.

 

 

BIBLIOGRAFIA Y REFERENCIAS:

(1): La peor de todas la H.V.3. o, Hipótesis Vecinal 3, y sus respuestas analizadas hasta la saciedad, como el gancho de izquierda y la Guerra de desgaste prolongada.

(2):  Sociedades secretas pro-inglesas: La Logia Lautaro, fue una organización fundada en 1812 por revolucionarios hispanoamericanos, principalmente argentinos y chilenos, con el objetivo de coordinar acciones para el establecimiento de la independencia de las colonias españolas en América y, sobre la base de los principios del liberalismo, establecer un sistema de gobierno republicano y unitario. La Logia Lautaro era una rama de la llamada Logia Gran Reunión Americana o Logia de los Caballeros Racionales, fundada por el prócer venezolano Francisco de Miranda en Londres el año 1798. José Stevenson Collante, por su parte, afirmó que, en este proceso revolucionario, gran parte de sus miembros tenían la doble investidura de masones de Logias Regulares Universales y de Masones de Logias Patrióticas Revolucionarias Americanas.

(3) La Rebelión de Wat Tyler, también conocida como Revuelta de los campesinos o Gran levantamiento de 1381, fue una de una serie de revueltas populares en la Baja Edad Media europea que constituyó un importante episodio en la historia de Inglaterra. Este motín anti fiscal no fue sólo la más extrema y generalizada insurrección en la historia de Inglaterra, sino también la insurrección popular más documentada de la historia durante la época medieval.

(4): Jonathan Di John, BA (Harvard); Phil, la economía y la política de Desarrollo; PhD, economía, Cambridge University.

(5): LICUS: Low income countries under stress. Países de bajos ingresos, bajo estrés.

(6) https://republicafederaldechile.blog/.

(7) https://www.odepa.gob.cl/wp-content/uploads/2019/09/panorama2019Final.pdf

(8) https://www.nationmaster.com/country-info/stats/Environment/Ecological-footprint#2012

(9) La Huella Ecológica es un método para medir y analizar el consumo de recursos y la producción de residuos en comparación con la capacidad renovable de la naturaleza. Representa la cantidad de área de tierra productiva necesaria para producir los recursos (alimentos, energía y materiales) y para absorber los desechos producidos por un individuo. Desde 1980, la huella ecológica per cápita promedio ha disminuido a medida que muchos procesos (especialmente la producción de cultivos) se han vuelto más eficientes. Si la huella ecológica excede la tierra productiva disponible, el uso de los recursos se considera insostenible. Globalmente, el área de tierra ecológicamente productiva disponible incluida en el. El análisis de la huella global es de 1.54 hectáreas por persona. La huella tiene en cuenta el uso de combustibles fósiles, tierras de cultivo, bosques, energía nuclear e hidroeléctrica, pesquerías y edificios. Países con un alto PIB per cápita tienen una alta huella global ya que también tienen un alto nivel de consumo de combustibles fósiles. Algunos países europeos, como Dinamarca, los Países Bajos, Austria, el Reino Unido y Finlandia, han tomado medidas para reducir su huella global per cápita.

(10) Capacidad instalada de energía en Chile año 2020, https://energiaregion.cl/

 

 

 

 

 

 

 

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