Por Jorge Pozo – Radio Nonguén – La presente mirada tiene como objetivo poner de manifiesto los cambios que se han dado por obligación y omisión en la sociedad chilena durante los últimos cuarenta años. El objetivo es sumar antecedentes al minuto histórico en el cual nos encontramos como país,
y buscar respuesta en lo profundo de nuestra sociedad real, aquella tuya, mía, del vecino, de trabajadores precarizados, estudiantes engañados con falsas promesas de grados académicos como quiebre histórico a su condición proletaria, masas de emprendedores que con suerte logran ingresos de subsistencia, trabajadores por cuenta propia que salvan el día a día, jubilados que deben mendigar su existencia, y un largo etcétera de
grupos sociales atomizados que hoy conviven y accionan el Chile real.
Esta opinión pretende ser un aporte a la construcción de una mirada conjunta, que nos
ayudará a comprender como y por qué llegamos hasta aquí, también facilitará la creación
de una visión de dignidad, solidaridad y respeto que nos permita ocupar el lugar que
históricamente se nos ha escamoteado, cual es detentar el poder constituyente, y con él
escribir la estructura de relaciones de convivencia societaria que pretendemos para el
futuro.
De esta forma, el modelo chileno se caracteriza por:
1.- Manejo de cifras macro económicas que muestran progreso en la media numérica,
Producto Interno Bruto (PIB), gasto y reserva pública por ejemplo, más, no en lo personal
en donde existe una involución constante.
2.- Para ello exprime a la clase trabajadora ligándola a un ciclo laboral de subsistencia,
obligándola a pertenecer al sistema por medio del uso extremo del crédito, lo que los
conduce a un endeudamiento constante y creciente, lo que en último término sirve como
herramienta de sometimiento y control.
3.- Impulsa fuertemente la visión de que el progreso es personal, lo que le permite dividir
para imponer sus términos de relación socio – política que imponen el individualismo y la
flexibilización como eje estructural del modelo.
4.- Destruye la condición de un estado garante de preservar y regular derechos:
a.- sociales
– educación
– salud
– previsión
b.- trabajo
– regulado
– decente
– digno
– remuneración justa
Favoreciendo condiciones de:
– desregulación
– precarización
– sub empleo
– por cuenta propia o emprendimiento de subsistencia
– baja sindicalización en el trabajo regulado
5.- Impulsa un modelo industrial basado en explotación intensiva de recursos naturales
con bajo valor agregado y retorno. Adicionalmente nulo respeto por el medio ambiente en
la preservación de lo natural y su contaminación, llegando incluso a concebir zonas
urbanas como de sacrificio.
6.- Potencia una economía no productiva, sin “chimenea”, favoreciendo aquella
especulativa con preponderancia de la renta fácil y rápida del capital
7.- Impulsa la atomización del movimiento social facilitando la multiplicidad de
organizaciones representativas de aspectos puntuales de lo social, pero aisladas
8.- Facilita la dependencia de lo político del capital y permite que éste corroa la estructura
de relación societaria.
Algo de Historia
En la historia reciente de nuestro país las relaciones sociales se han movido desde un
modelo económico del tipo fordista que derivó en un estado de bienestar, en el cual el
pueblo actuó como cliente de un sistema político “representativo”; a un modelo neoliberal
del tipo flexible en el cual el estado actúa como subsidiario de los grupos intermedios que
son el motor de lo económico y eje en lo societario. Lo que conduce a una sociedad
individualista en el más amplio sentido de la palabra, reduciendo la labor del estado solo a
un mero guardián del cumplimiento de normas y reglas de interacción entre privados,
normas y reglas hechas para potenciar y proteger precisamente al capital frente al
individuo.
Podemos caracterizar ambos modelos utilizando tres áreas comparativas:
El modelo de concepción fordista se basa en:
– Producción con clara división del trabajo
– Regulación de las relaciones laborales
– Acumulación por crecimiento y desarrollo de la oferta y demanda
Mientras la concepción flexible se basa en:
– Producción bajo métodos de mucha dinámica en las relaciones técnicas y
laborales
– Desregulado en lo colectivo y basado en las relaciones individuales
– Acumulación vía control financieros y especulativos en lo económico, con un
manejo del consumo en lo colectivo
Tanto el modelo fordista como el flexible se desarrollan con éxito en la medida que alejan
al pueblo de las decisiones de trascendencia en el camino que el país se da. El primero lo
hace en la medida que fortalece un Estado de Bienestar convirtiendo al pueblo en cliente
del bienestar ofertado, para llevarlo a cabo, le entrega a la clase política la condición de
intermediario del proceso, lo que aísla al pueblo de la toma de decisiones, reduciendo su
participación solo a elección de sus representantes. Estos últimos se transforman en una
clase política que vela por sus intereses particulares, por lo que la estructura de fondo del
país en aspectos como convivencia, seguridad social, simetría de poderes, igualdad ante
la ley entre otras se mantiene inalterada durante una buena parte del siglo pasado. En los
minutos que surge el pueblo movilizado, lo hace dentro de las reglas establecidas por la
clase de poder y negociada por la clase política, y las pocas veces que su movilización
amenaza con desbordar los límites impuestos, el poder y la política utilizan el aparato
coercitivo del estado, quien reprime y asesina los sueños.
El segundo debe imponerse inicialmente por la fuerza, no es posible de otra manera, sin
embargo luego de asentado en el poder goza de buena vida soportada nuevamente por
las clases de poder y políticas, gran ejemplo de ello es el período comprendido entre el
año 1990 y octubre de 2019. Este modelo utiliza como herramienta de control societario el
individualismo, la ilusión de progreso como esperanza y le entrega al mercado global y
desregulado la responsabilidad de desarrollo social. Estas condiciones impulsan una
sociedad en que los individuos se retraen en la búsqueda personal del éxito que se les
ha prometido, espejismo que desgasta sus vidas en esfuerzos aislados por progresar, al
no lograrlo, el endeudamiento se presenta como única condición posible para satisfacer lo
deseado, también es la llave de su sometimiento. La lógica flexible ha realizado su tarea.
En Nuestros Días
El control social y político posterior a la dictadura por parte de los partidos progresistas
asociados a la centro izquierda, apoyados fuertemente en la visión societaria de un
nunca más a los vejámenes y violaciones a los derechos humanos de la dictadura,
favoreció el afianzar el sistema basado en el individualismo como eje de la relación
societaria, y flexibilidad en lo económico como modelo de desarrollo del capital,
consolidando el espejismo.
Como la historia de nuestro país lo ha mostrado, es cíclica, al igual que antes, ahora, la
estructura política fue permeada por el capital y las concepciones ideológicas se ajustaron
a “lo posible”, siendo estas no más que algunas migajas que caían de vez en cuando para
aplacar un descontento aquí y otro por allá. Mientras el capital especulativo y desregulado
se apoderó de lo que quedaba de nuestra estructura de riquezas básicas, el cobre ayer,
los mares después, el litio hoy, en su paso destruyó los resabios de nuestra empresa
productiva con valor agregado en aras del dogma del mercado global. Mercantilizó
educación, salud, pensiones, mientras carreteras, agua, energía eléctrica, y un largo
etcétera, cayeron ante la voracidad de capital desregulado, el saqueo estaba consumado.
Al mismo tiempo deshizo la estructura básica de soporte de las relaciones sociales; y
destruyó los ejes básicos de la estructura social colectiva.
Sin contrapeso por parte de un pueblo atomizado en su organización social, obnubilado
por lo individual como estructura de crecimiento personal, gobernado por el consumo
como objetivo de vida y esclavizado en lo financiero, las clases de poder terminaron de
construir su obra y levantaron orgullosos su logro, fueron capaces de construir un
espejismo de desarrollo país, presentarlo como real, y lo más triste auto convencerse de
su realidad; el modelo estaba instalado. Las cifras macroeconómicas se convirtieron en el
santo grial del modelo, y la auto convicción del capital y sus secuaces políticos de que
dichas cifras eran la realidad, no permitieron ver que el modelo se vaciaba de contenido,
manteniendo a duras penas la estructura externa vigente, más en su interior una
podredumbre corroía la estructura societaria, convirtiendo la vida del pueblo en una masa
amorfa, pobre, precarizada e indigna. Más el panteón de próceres auto definidos en lo
político, histórico y social, se mantuvo impertérrito y continuó manifestando loas hacia
ellos mismos, organizó desfiles ante sus imágenes, mientras sonaban bronces marciales
en su honor, exigiendo al pueblo su presencia como espectador de tan magno
espectáculo levantado por y para ellos.
El caos generado por la clase dominante y su embriaguez respecto de ser la ungida por
su propio poder como conductora por derecho divino y terrenal de la estructura
económica – política – social de Chile, terminaron por ahuecar la estructura del estado
asociado al modelo flexible y sus organizaciones cooperadoras, y los desastres hicieron
caer una a una dichas estructuras, poder ejecutivo, legislativo, judicial, fuerzas armadas y
de orden público, entidades religiosas, organismos del estado, negocios de inversión y
especulación económica, grandes empresas, nada escapó al colapso generado por el
vaciado del estado.
La estructura se mantuvo en pie amparada en el sistema de control
societario construido por décadas con dicho objetivo, y la voluntad de poder y
acumulación de la pequeña pero poderosa oligarquía nacional que soportaba y creía en
el espejismo, a lo que debemos sumar la prácticamente inexistente organización popular.
Octubre de 2019 es la fecha en que el estado vacío colapsa y lo hace desde la base, es el
pueblo quién en una orgánica propia de sus necesidades y esperanzas rompe con la
estructura precaria del modelo flexible, e intenta poner los temas reales como centro de
discusión, educación, salud, pensiones, igualdad, política, representatividad, propiedad de
bienes esenciales, dignidad, todo está en cuestionamiento y es justo que lo esté, son
décadas de imposición, injusticia, explotación, violación de derechos humanos, saqueo de
riquezas naturales, explotación laboral, miseria, segregación urbana, de historias de
republicanismo y civismo chileno gallardas, pero alejadas de la triste realidad, cual es,
imposición de condiciones a sangre y fuego.
Es el minuto en que nos encontramos hoy, enfrentados a la pequeña pero poderosa
oligarquía económica – política, sus leyes, normas, reglas, amarres y chantajes; que en
un acto histórico intenta tomar la conducción del movimiento con el objeto de mantener
control y prebendas. Debemos recurrir a la historia, esto ha ocurrido en el pasado y el
resultado es haber llegado al punto de quiebre de octubre 2019.
El capital y sus secuaces político – administrativos actúan como gato pardos, ofrecen cambiarlo todo para no
cambiar nada, lo que queda demostrado en el secuestro que han hecho de la posibilidad
de una Asambleas Constituyente y la imposición de sus condiciones respecto de forma y
fondo de la Convención Constituyente, aquel Frankenstein parido en el Acuerdo por la
Paz Social y la Nueva Constitución en la madrugada del 15 de noviembre de 2019, que
por medio de una falsa representatividad solo define y estructura ataduras a la expresión
popular.
Es nuestra responsabilidad tomar las riendas del proceso y asumir que es el pueblo en
donde recae la condición constituyente, por lo que le corresponde hacerse de ella y
llevarla adelante. Es necesario para ello exponer nuestras necesidades, sueños y
esperanzas y en un ejercicio fraternal y solidario, unificarlas en una posición que enfrente
graníticamente la dominación oligárquica y la venza, cumpliendo de esta forma con
nuestro mandato histórico. Nuestro futuro se construye desde la base. Para ello debemos
construir, fortalecer y coordinar organizaciones de base en todo ámbito de nuestra vida
cotidiana, es la tarea histórica del minuto.
Jorge Pozo M – Radio Nonguén