Reflexiones Sobre el Solsticio de Invierno
Astronómicamente los solsticios se generan por la inclinación del eje de la Tierra en su tránsito alrededor del Sol. De esta forma los hemisferios del planeta se acercan o alejan más del él, lo que se traduce en que el hemisferio que se encuentra más cercano al Sol realiza el Solsticio de Verano, mientras que el más alejado hace el Solsticio de Invierno.
El hemisferio sur de nuestro planeta en donde se ubica nuestro país desarrolla el Solsticio de Invierno alrededor del 21 de junio de cada año, mientras que el de verano lo hace alrededor del 21 de diciembre .
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Los seres humanos ancestralmente hemos observado la naturaleza y el universo para explicarnos fenómenos que nos son ignorados, recurrimos a ellos en el afán de comprender lo que no entendemos y le asignamos características simbólicas a muchos de ellos que nos permitan transmitir nuestras creencias en el tiempo.
Los Solsticios son parte de dichos fenómenos, en particular el Solsticio de Invierno representa para la cultura ancestral humana el tiempo del renacimiento. Si observamos la tierra en estos momentos de inicio del invierno vemos campos yermos, árboles sin hojas, abundante humedad, días oscuros, mucho color gris que nos entrega apariencia de baja actividad de vida. Nada más lejos de lo que ocurre realmente, la sabiduría de la naturaleza requiere de este ciclo para preparar las condiciones de la tierra que permitan a la semilla germinar con fuerza en el período de mayor luz solar (primavera – verano). Es necesario que el agua, el viento y las hojas de los árboles hagan su tarea de mezclar sales, nutrientes, abonar, airear las capas superficiales de los terrenos para preparar las condiciones óptimas de germinación para el desarrollo de vida fuerte en el futuro. La tierra se encuentra en un proceso silencioso de restauración de sus condiciones para generar vida, se encuentra en un proceso de regeneración, para renacer con fuerza y vigor y explotar en una germinación amplia y potente cuando los rayos del Sol la inunden con su vigor.
La humanidad es parte del ciclo natural por lo que participa activamente de él. Probablemente esa capacidad humana de sentirnos por sobre la naturaleza, creernos sus controladores, no nos permite observar que nuestra vida está asociada al ritmo natural y que, si somos capaces de concientizar eso y participar activamente de él, gozaremos de una vida bastante menos azarosa que la que llevamos el día de hoy, dado que, seremos parte integrante de las vibraciones naturales y no un ente extraño, enquistado en la naturaleza.
Desde el punto de vista simbólico personal, el Solsticio de Invierno nos dice que debemos hacer altos en nuestro camino de desarrollo de conciencia personal, analizar lo obrado hasta el minuto, corregir lo errado y fortalecer lo correcto, recuperar fuerzas, reconocer ritmo y vibración de la naturaleza, ajustar el camino a recorrer y prepararnos para avanzar en ser más y mejores personas respecto de nuestra relación societaria y ambiental, asociándonos cada vez más con el concepto de ser uno más en la estructura natural.
Comité Editorial de Radio Nonguén