PARTE 9: ALTERNATIVAS AL COLAPSO ECOSOCIAL

PARTE 9: ALTERNATIVAS AL COLAPSO ECOSOCIAL

PARTE 9: ALTERNATIVAS AL COLAPSO ECOSOCIAL

 

«Utopía futurista»

Acrílico pintado a mano pintura original es 12 x 16; los lados están pintados. Firmado y fechado en la parte delantera.

El Utopismo tecnológico, una de las tantas alternativas, cuya ideología está basada en la creencia de que los avances en ciencia y tecnología conducirán a una utopía.

 

 

 

ALTERNATIVAS AL COLAPSO ECOSOCIAL

 

POR: Etienne Erice:

La conjetura principal de este ensayo es un análisis de las amenazas reales, y proyección de la sociedad ante el colapso planetario inevitable, dando un salto adelante. Actualmente el Capitalismo campeador se presenta invencible, pero está transitando rápidamente hacia un punto de saturación y colapso, estrellándose con los límites de la biosfera. En la medida en que el triunfo del Capitalismo parece sin contrapeso, por la desaparición de las fuerzas de reacción que se le puedan oponer, el colapso será más profundo e irreversible.

Numerosas utopías y distopias han sido imaginadas como alternativas al colapso del sistema, pero las posibilidades y alternativas viables, con las sociedades actuales conocidas, debido al deterioro de la ecología planetaria, ya no son muchas.

En su libro Murray Bookchin, Humanidad y Naturaleza, nos entrega su visión del estado de cosas de la civilización actual con la naturaleza transitando hacia un colapso mayor: dice Bookchin, “Todo nos lleva al nudo central del problema, las relaciones de la humanidad con la naturaleza. Se trata de un problema que ha adquirido proporciones cruciales, muy diferentes a las que se podían prever en 1952, cuando publiqué un primer trabajo sobre el desastre ecológico. Aún en 1983, cuando escribí «Ecología y Pensamiento Revolucionario», recuerdo que se hablaba del «efecto invernadero» que podría elevar la temperatura del globo lo suficiente para desatar los casquetes polares dentro del algunos siglos. Trastornos del ciclo hidráulico, del carbono y del oxígeno (que definía como «ciclo biogeoquímico»), que hubieran podido hacer saltar los mecanismos homeostáticos que conservan el equilibrio biológico y meteorológico del planeta en un ambiente peligrosamente contaminado, desde el suelo hasta los alimentos cotidianos, y de una biosfera cada vez más simplificada, que podría invertir el curso del reloj evolutivo, en dirección a un mundo menos complejo que por tanto incapaz de mantener formas complejas de vida, como los mamíferos… jamás hubiera podido suponer, hace sólo veinte años, que en el preámbulo del nuevo siglo, estaríamos en una biosfera ya no peligrosamente, sino catastróficamente contaminada”.

Pero hay caminos, y son algunas pocas alternativas de nuestra civilización para adaptarse a este futuro distópico y en colapso, debido a todas las amenazas descritas.

Unas serán más efectivas que otras, las alternativas para salvaguardar la integridad de la humanidad, creando un nuevo cuerpo de valores y hacer de la transición de la cultura del derroche, de nuestra civilización contemporánea, hacia la transición de la cultura y valores del nuevo mundo.

Se analizan las alternativas de un desacoplamiento del capitalismo y de sus mecanismos de control y dominio (1).

Este proceso de desacoplamiento se analizará en su versión débil y fuerte.

Las condiciones de desacoplamiento fuerte o débil, es en relación a la energía desplegada para realizar dicho desacoplamiento.

Las alternativas de tipo fuerte son los procesos revolucionarios, insurreccionales, guerras de liberación prolongadas, etc. Que requieren grandes despliegues de bloques de energías, equipamiento y recursos humanos. Para desacoplarse de las fuerzas destructivas del capitalismo neoliberal. Se cree por las corrientes colapsistas que la ventana para un desacoplamiento fuerte ya se habría cerrado, y se debe aceptar los costos de una destrucción eco-social. Este proceso de desacoplamiento de tipo débil, no es un abandono de la lucha contra las fuerzas destructoras de la Biosfera, sino dar un salto adelante y prepararse para una sociedad post-colapsista, y plantar cara bajo condiciones más favorables.

Las alternativas de tipo débil no colisionan directamente con el Capitalismo o sistemas extractivistas, sino que van sustituyendo y llenando vacíos de poder, a medida que avanza el colapso de la civilización capitalista, y van reemplazando sus mecanismos de control y dominio, hasta imponer las lógicas propias de las nuevas relaciones de equilibrio ecológicas de la nueva civilización y fuerzas imperantes.

Dentro de las alternativas tenemos:

Ecologismo social, Ecosocialismo, Permacultura social, Decrecimiento, Vía de la simplicidad, Cooperativismo, Anarco ecologismo, Anarco primitivismo, Comunidades en transición, Eco fascismo, El buen vivir, economía del bien común, comunalismo, confederalismo democrático, ecología profunda, ecofeminismo, bio regionalismo, etc. Y cada una de las combinaciones e influencias entre ellas, por ejemplo, la propuesta por Manuel Casal Lodeiro (2), una sociedad basada en el Ecosocialismo autogestionario, decrecentista, localista y permacultural post petróleo.

Daremos a continuación un breve resumen de cada una de ellas a modo de reseña:

Decrecimiento:

El decrecimiento es una corriente de pensamiento político, económico y social favorable a la disminución regulada y controlada de la producción económica, con el objetivo de establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, pero también entre los propios seres humanos entre sí. Rechaza el objetivo de crecimiento económico en sí, ya sea del liberalismo y el productivismo.

En palabras de Serge Latouche: «La consigna del decrecimiento tiene especialmente como meta, insistir fuertemente en abandonar el objetivo del crecimiento por el crecimiento mismo”.

El concepto de decrecimiento, por lo tanto, es una corriente de pensamiento que incentiva la disminución regular y controlada de la producción, con la finalidad de establecer una nueva relación de equilibrio entre los seres humanos y la naturaleza.

Los pilares del Decrecimiento:

Serge Latouche, definió los siguientes criterios básicos de la teoría del decrecimiento:

  • Reevaluar los valores individualistas y consumistas y sustituirlos por ideales de cooperación.
  • Reconceptualizar el estilo de vida actual.
  • Reestructurar los sistemas de producción y las relaciones sociales en función de la nueva escala de valores.
  • Relocalizar: se pretende reducir el impacto generado por el transporte intercontinental de mercancías y se simplifica la gestión local de la producción.
  • Redistribuir la riqueza.
  • Reducir el consumo, simplificar el estilo de vida de los ciudadanos. El Decrecimiento apuesta por una vuelta a lo pequeño y a lo simple, a aquellas herramientas y técnicas adaptadas a las necesidades de uso, fáciles de entender, intercambiables y modificables.
  • Reutilizar y reciclar: alargar el tiempo de vida de los productos para evitar el despilfarro. Evitar el diseño de productos obsolescentes.

 

Ecología o Ecologismo social:

La ecología social es una escuela filosófica y una corriente política del ecologismo y del anarquismo, fundada por Murray Bookchin, que busca un manejo humanista del medio ambiente, y afirma que existe una relación holística entre los seres naturales, incluidos los seres humanos, que lleva a afirmar a los ecólogos sociales que el orden natural no necesita autoridades ni mando centralizado, sino que es descentralizado y en red. Eso significa que la naturaleza se autorregula y de igual forma pueden organizarse los humanos, que producen los problemas ambientales sólo cuando introducen procesos autoritarios en sus sociedades.

Propone el desarrollo sostenible de la biotecnología, la tecnología adecuada y la arquitectura sustentable en lo técnico, y en lo político la gestación de instituciones libres, localistas e interconectadas en redes federativas bio-regionales, junto con una economía ecológica.

La ecología social es el estudio de los sistemas humanos en interacción con sus sistemas ambientales, con el término se enfatiza que no se puede separar la sociedad de la naturaleza. En este sentido se engloba unos sistemas en otros, así en el sistema ambiental corrientemente se distinguen tres subsistemas: humano, construido y natural.

En otro orden de cosas, Bookchin (1986) concibe a la ecología social como una disciplina que permite estudiar los problemas creados por las crisis sociales y ambientales, donde se da igual valor a la crítica, a la construcción, a la teoría y a la práctica.

Siguiendo esta perspectiva, la ecología social puede caracterizarse por tres dimensiones: primero, es una tarea de investigación científica; segundo, esta tarea incluye en un todo a una acción y promoción; y finalmente, tanto la investigación como la práctica, se realizan desde una postura ética de respeto a toda la vida (Gudynas y Evia, 1991).

 

Cooperativismo:

El movimiento cooperativo, cooperativismo o movimiento de cooperativas, es el movimiento social o doctrina que define la cooperación de sus integrantes en el rango económico y social como medio para lograr que los productores y consumidores, integrados en asociaciones voluntarias denominadas cooperativas, obtengan un beneficio mayor para la satisfacción de sus necesidades.

El Cooperativismo es un movimiento Socio-económico basado en valores y principios de igualdad y equidad. Las personas se organizan y asocian voluntariamente en empresas cooperativas de propiedad conjunta y democráticamente controladas para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales.

El movimiento cooperativo es una fuerza económica que extiende sus beneficios a la base de la pirámide económica, propiciando la inclusión financiera hacia los más necesitados, creando oportunidades de desarrollo social, económico y ambiental.

De acuerdo a su propio origen, el movimiento cooperativista está comprometido a mantener el vínculo con otros movimientos sociales que cuestionan la estructura social del capitalismo. Sus fundamentos demandan dar cuenta y desvelar la ruptura de los lazos sociales que el individualismo promueve mediante la explotación del ser humano y del medio ambiente simplemente por el deseo de obtener cada vez más lucro. Conforme a sus principios, el Cooperativismo no es un modelo empresarial, lo correcto es nombrarlo como un movimiento social que contrapuntea la lógica empresarial capitalista.

En las cooperativas los dueños son los usuarios que organizan la empresa. No obstante, la empresa está abierta al ingreso de nuevos socios y sirve por igual a la comunidad en general. De ahí el impacto socioeconómico eficaz que el cooperativismo viene produciendo en todas las sociedades que lo han adoptado como sistema de vida, orientado a alcanzar la felicidad humana.

 

Anarco ecologismo:

Debido a la crisis sistémica ecológica planetaria y sus consiguientes efectos locales (como la industrialización, el calentamiento global, la crisis de los combustibles fósiles, etc.), los movimientos anarquistas consideran cada vez con mayor importancia las tesis ecologistas, descubriendo las similitudes entre las ideas ecologistas y libertarias.

En 1898 el reconocido geógrafo anarquista Piotr Kropotkin, en “Campos, fábricas y talleres”, y “El apoyo mutuo”, mantuvo que la sociedad anarquista se basaría en la confederación de comunidades que unirían el trabajo manual y el intelectual, así como la industria y la agricultura en armonía siempre respetuosa con el medio ambiente y el ser humano, Kropotkin, hace vislumbrar una sociedad basada en la autogestión y el libre federalismo. Aunque en su época no existía aun el termino ecologismo, su inspiración como naturalista en el comportamiento animal, para argumentar en favor la solidaridad entre los seres humanos como factor decisivo en la evolución.

La obra de Kropotkin, junto con la de William Morris, los hermanos Reclus (ambos geógrafos de fama mundial), y la de muchos otros, como por ejemplo la de Henry David Thoreau con su Walden, libro popular en los movimientos ecologistas de EEUU, sentaron las bases del interés del anarquismo por los problemas ecológicos de hoy.

El Anarco-ecologismo es por definición contrario a la democracia representativa, ya que esta conlleva un funcionamiento vertical. Al ser anti-estado, no puede aceptar subvenciones como hacen algunas organizaciones ecologistas, ni tampoco puede utilizar estructuras jerarquizadas. El Anarco-ecologismo, se basa en la acción directa, la autogestión, el apoyo mutuo y el federalismo. Y es coincidente y compatible, con el anarcosindicalismo o el anarco-feminismo.

El anarco-ecologismo (3), sostiene que:

“Desde una sociedad capitalista, no se pueden solucionar los problemas medioambientales, ya que los políticos que sustentan el poder, obedecen y obedecerán a intereses privados de las grandes corporaciones, tampoco el modelo de capitalismo de estado marxista ha tenido jamás, históricamente, ninguna consideración en materia ecológica. Por lo tanto, solo desde abajo, de forma autogestionada y asamblearia a nivel local, y por el libre federalismo a nivel global, es cómo podemos enfrentarnos al problema urgente de preservar la naturaleza, luchando contra el estado y el capital, causantes directa o indirectamente, de la agonía del planeta y de los seres que la habitamos”.

 

Anarco primitivismo:

El anarquismo primitivista o anarco-primitivismo es una tendencia del anarquismo individualista, que critica los orígenes y progreso de la civilización y que a la vez forma parte del ecologismo radical y del ecocentrismo.

Los primitivistas mantienen que el cambio de caza-recolección hacia la subsistencia de la agricultura dio lugar a la estratificación social, coacción y alienación. Ellos abogan por volver a una vida no-«civilizada» a través de la desindustrialización, la abolición de la división del trabajo o la especialización, y ciertos grados de abandono de la tecnología.

Dentro del anarco-primitivismo se sostiene que uno de los principales hechos históricos que supuso un gran avance para la humanidad, el paso de una sociedad cazadora-recolectora nómada a una agraria y sedentaria dio lugar a injusticias entre seres humanos, manifestándose en forma de estratificación social. Esta estratificación, sería tanto el inicio de la idea de civilización como el de las dinámicas de poder dentro de la humanidad, con dominados y dominadores.

Los primitivistas abogan por hacer que la humanidad vuelva a un estado primigenio, una época “no civilizada” a través de la desindustrialización, la abolición de la división del trabajo o la especialización en profesiones. También se aboga por un abandono de la tecnología, aunque, dado que la idea detrás de este término es muy amplia, las posiciones anarco-primitivistas van desde el abandono de la electrónica hasta el abandono por completo de cualquier producto elaborado por el ser humano, por muy simple que éste sea.

Cabe decir que dentro de esta corriente de pensamiento se apunta a varias causas como los males de la civilización: la revolución industrial, la invención del monoteísmo, la escritura, el patriarcado, el uso de herramientas de metal… Sean cuales sean estas causas generadoras de desigualdad, lo que todos los anarco-primitivistas comparten, tal como decíamos, es el deseo de volver a un estado más simple de la humanidad, una época pre-civilización, siendo algunos defensores del retorno al nudismo y la “re-salvajización”.

Algunos, como Theodore Kaczynski (Unabomber), ven únicamente la Revolución Industrial como un problema (es necesario aclarar que Theodor Kaczynski no se considera a sí mismo un primitivista, sino que criticó a este movimiento, por lo cual muchos consideran que no es justo incluirlo entre el anarquismo primitivista), otros apuntan hacia varios hechos históricos tales como el monoteísmo, la escritura, el patriarcado, el uso de herramientas de metal, etc.

Resumiendo, el objetivo final de los anarco-primitivistas (4), es eliminar todo sistema de dominación, tanto entre las personas como con el medio para obtener la completa libertad individual. Para ello consideran imprescindible acabar con lo que llaman sistema Tecno-Industrial y con toda forma de Civilización. Dentro de ella los primitivistas no consideran ningún sistema político, social o económico como positivo o negativo en sí mismo, y estarían también en contra de una anarquía tecno-industrial. Sólo ven positivo aquello que lleve a su fin a la Civilización.

El Sistema Tecno-Industrial afirman que produce una cultura. Se trata de una cultura expansionista, que busca el crecimiento sin límites, y que tras ingerir otras culturas (primitivas), las desprovee de todo excepto de sus elementos más superficiales, mero espectáculo o folklore para los poderosos. Elimina sus identidades, acaba con sus vidas autosuficientes, los asimila y los fuerza a abandonar sus maneras, actividades y costumbres. Les convierte en mendigos o les elimina, destrucción de la que a veces sus víctimas no son plenamente conscientes.

Por eso consideran al Sistema Tecno-Industrial como la organización de un campo de concentración o de una cárcel absorbente. Es imposible la Anarquía mientras exista dicho Sistema, pues siempre habrá en él un poder que organizar para que funcione.

En cuanto a la Civilización, dicen que es perniciosa, ya que implica relaciones de poder para con el planeta y sus habitantes. Todo producto producido, distribuido y consumido en su seno, se hace en base a la mencionada estructura de poder y dominación que implica.

Los anarco-primitivistas quieren que los individuos tengan relación con el medio sin dominación, que el ser humano se reconozca como un animal más y que se adapte al ecosistema, en lugar de adaptar el ecosistema al hombre. Consideran que los cambios de ecosistema constituyen un acto despótico de dominación que repercute sobre animales, plantas u otros seres humanos.

Por ello proponen un uso muy cuidadoso de la tecnología. La tecnología la forman los medios materiales fabricados por el ser humano para obtener la mayor productividad con el menor coste y esfuerzo posible. Los primitivistas mantienen que la tecnología no es neutral, pues los procesos de producción que precisa marca con su impronta a las personas haciéndoles pensar de determinada manera, y esas ideas producen más tecnología similar a la existente.

La actitud que mantienen respecto a la tecnología, depende del tipo del que se hable, existiendo dos grupos:

Tecnología sencilla: son partidarios de ella. Es aquella que cualquiera puede producir sin emplear grandes cantidades de materia prima y energía, de manera que la comunidad (pequeña) es capaz de autoabastecerse. Supone manipulación, relación e incidencia en el entorno, pero no afecta al funcionamiento y tendencia general de los ecosistemas. Esta tecnología responde a un modelo de sociedad sencilla: organizada en pequeñas comunidades, con personas que se conocen directamente, integrada en el medio natural, no tendente al crecimiento y la expansión.

Tecnología compleja: requiere de grandes cantidades de energía para ser producida, distribuida, usada e incluso desechada y/o reciclada. También se hace necesaria la obtención de materia prima en grandes cantidades que con frecuencia es traída de lugares lejanos ya que no se encuentra en el entorno más cercano. Fomenta una que busca artefactos tecnológicos cada vez más complejos. Dicha sociedad se caracteriza por: especialización, jerarquías, desigualdades, sedentarismo, burocracia. Esta tecnología interfiere en los mecanismos de regulación de los ecosistemas, alterando su funcionamiento irreversiblemente en la mayoría de los casos. Un campo cultivado, es tecnología compleja.

La propuesta anarco-primitivista consiste en adquirir saberes que permitan sobrevivir y tener autonomía personal en esas circunstancias, poniendo en práctica la vida de los pueblos cazadores recolectores. No se trata de volver al paleolítico, para nada, ni de imitar a esas sociedades, sino de crearlas nuevas y mejores. Los primitivistas entienden que las formas de vida de las sociedades forrajeras tienden a ser igualitarias, dificultan la acumulación de poder y proporcionan libertad política. Ellos sienten que la Civilización separa a los individuos de su entorno natural, anula sus capacidades de supervivencia individual y, en definitiva, os convierte en unos inútiles, inermes y esclavos. Tienen varias actitudes con respecto a la revolución que os resumo: unos proponen atacar al Sistema Tecno-Industrial a modo de guerra de guerrillas; otros dicen de esperar la caída de la Civilización por un colapso económico global; otros simplemente pretenden vivir de la forma que les gusta en el presente, al modo forrajero —más o menos— en zonas rurales, viendo imposible lograr un cambio positivo importante a día de hoy.

Comunidades en transición:

Las comunidades en transición son proyectos ciudadanos comunitarios que persiguen crear resiliencia social contra el progresivo colapso social provocado por el cambio climático, el pico de producción del petróleo y la inestabilidad económica. El llamado movimiento de transición (también conocido como red de transición o ciudades en transición), es un movimiento pragmático y no partidista a favor de la agroecología, la permacultura, el consumo de bienes de producción local y/o colectiva, el decrecimiento, la recuperación de las habilidades para la vida y la armonía con el resto de la Naturaleza y el uso de energías renovables.

Las “comunidades de transición” son parte de un movimiento que cada vez cobra más importancia. Creado por Louise Rooney y popularizado por Rob Hopkins, la propuesta de esta iniciativa es dotar de control a las comunidades agrícolas para soportar el doble desafío del cambio climático y el declive del petróleo.

El término fue acuñado por Louise Rooney y Catherine Dunne, en Totnes (Inglaterra) en el año 2006. Desde entonces, se extendió el movimiento por Inglaterra y el resto del mundo para iniciativas (grupos, barrios, pueblos y ciudades) que persiguen este fin.

Aunque es una tendencia social latente en sociedades hiper-industrializadas y capitalistas.

Los que participan en el proyecto, se dedican a generar conciencia de la vida sustentable y a ayudar a gestar adaptación ecológica local en un futuro cercano. Alientan a las comunidades a buscar métodos para reducir el uso de energía, al igual que su participación en largas cadenas de abastecimiento que son completamente dependientes de combustibles fósiles para la producción de artículos esenciales. Uno de los lemas del movimiento es “Alimentos a pie, no alimentos a millas”. Hasta ahora, las iniciativas han incluido la creación de huertos comunitarios para el cultivo de alimentos y de empresas de intercambio de residuos, e incluso la reparación y reciclaje de objetos antiguos (en lugar de tirarlos a la basura). En pocas palabras, las comunidades de transición enseñan a otras comunidades a ser autosuficientes y respetuosas con los recursos naturales.

 

 El buen vivir:

El concepto del Buen Vivir (5), o el Vivir Bien viene de las palabras indígenas Sumak Kawsay (en quechua) – Suma Qamaña (en aymara), que realmente hablan de la Vida Plena, en plenitud, en armonía y equilibrio con la naturaleza y en comunidad, por lo que también se le llama el Buen Convivir. El pensamiento ancestral del Buen Vivir, es un viejo-nuevo paradigma, que propone una vida en equilibrio, con relaciones armoniosas entre las personas, la comunidad, la sociedad y la madre tierra a la que pertenecemos.

En tiempos de múltiples crisis globales, el Buen Vivir viene del pensamiento de los pueblos andinos y amazónicos, como propuesta alternativa al sistema actual basado en la explotación de la naturaleza y de los seres humanos.

La situación de crisis económica y la paulatina pérdida de derechos de las personas y comunidades, pone en evidencia la urgente necesidad de cambiar el modelo vigente. Las personas están cada vez más insatisfechas, infelices y ‘estresadas’, por lo que se cuestionan el sentido de la vida. La movilización social global incrementa, y también surgen iniciativas locales que buscan caminos para volver a la madre tierra, simplificando la vida para un mayor disfrute en equilibrio y armonía. El Buen Vivir es una propuesta personal, comunitaria, local y al mismo tiempo global, que nos presenta alternativas para la transformación de la aldea planetaria.

El Buen Vivir es una alternativa práctica, la lucha actual de los pueblos indígenas se encauza a la defensa de la madre tierra y de la vida, por lo que su mensaje aboga por el trabajo global y la unidad.

Los pueblos indígenas y originarios nos invitan a retomar el camino del bien común, de la comunidad como una unidad, como una vía posible para la humanidad y como estrategia para la defensa de la vida en la tierra.

Por lo tanto, en palabras de Fernando de la Cuadra, “el Buen Vivir no es patrimonio de ningún grupo o sector social en particular, ni tampoco supone una fórmula mágica o catecismo al cual hay que adherir religiosamente. Es una propuesta en construcción permanente, es una concepción que parte de la idea de que existe una diversidad cultural, una pluralidad que se enriquece permanentemente en la convivencia cotidiana y que encuentra su armonía precisamente en el reconocimiento de esas diferentes formas de vivir. Es la búsqueda de una vida en fraternidad y cooperación del ser humano consigo mismo, con sus pares y con el conjunto de los seres que habitan en la naturaleza, todos formando parte de una entidad indisoluble e interdependiente, cuya existencia se delimita a partir de los otros. Tal visión no implica por cierto desconocer que en las sociedades coexisten las diferencias sociales, los conflictos y las desavenencias entre sus miembros. Lo que el Buen Vivir plantea es que se puedan superar estos obstáculos y desacuerdos en torno a una consciencia y un compromiso colectivo que permita cimentar una vida más plena y sustentable para todos”.

 

Economía del bien común:

La Economía del bien común (6), es un modelo económico alternativo que busca co-mejorar y co-crear pilares económicos para pasar del afán de lucro y competencia, a la contribución al bien común y la cooperación. El modelo está basado en valores como la dignidad humana, solidaridad, justicia social, sostenibilidad ecológica, transparencia y participación democrática. La organización exitosa es aquella que más contribuye al bien común, y dado que una nueva definición de éxito amerita un nuevo instrumento de medición se propone el Balance del Bien Común (BBC).

La contribución al bien común de una organización se medirá a través del BBC, redefiniendo el éxito empresarial, bajo un modelo que propone que éste ya no se mida sólo en base a recursos, balances financieros y/o medios, sino que a través del aporte de empresas, países o gobiernos al Bien Común.

Este modelo fue propuesto por el especialista austriaco en economía sostenible y alternativas Christian Felber el año 2010 en su libro “Economía del Bien Común”, quien invita a cada comunidad a adaptarlo a su realidad como estime conveniente.

La Economía del Bien Común no dice ser el único modelo económico imaginable para el futuro ni que el resto de las alternativas no sirvan. No está ni completa ni cerrada, al contrario, pretende ser combinada con modelos o estructuras alternativas con la misma causa mayor, de manera de enriquecerse mutuamente (economía solidaria, economía social, Empresas B, comercio justo, entre otros). Es un modelo moldeable, adaptable, apartidista, participativo, local con alcance global, que se suma a un trabajo que otras iniciativas de economía socio-ambiental han avanzado.

En el plano económico, la Economía del bien común busca resignificar el éxito económico mediante indicadores que midan la contribución al bien común. Para las organizaciones y empresas el instrumento es el Balance del Bien Común.

En el plano legislativo, se pretende promover cambios en el marco legal y generar políticas públicas que fomenten el desarrollo de una Economía del Bien Común.

En el plano social, se espera aportar a la formación de seres humanos que vivan en función del bien común, y que en su rol como ciudadanos y consumidores de bienes y servicios premien la contribución al bien común de parte de organizaciones públicas y privadas.

 

Eco-Comunalismo:

El eco-comunalismo, denominado como comunalismo ecológico es una filosofía ambiental basada en los ideales de vida simple, autosuficiencia, sustentabilidad y economías locales.​ Los eco-comunalistas vislumbran un futuro en el que el sistema económico del capitalismo sea reemplazado por una red global de pequeñas comunas locales interconectadas y económicamente interdependientes. El gobierno descentralizado, el enfoque en la agricultura, la biodiversidad y la economía verde (economía ecológica) son principios del eco-comunalismo.

El término eco-comunalismo fue acuñado por primera vez por el “Global Scenario Group” (GSG), que fue convocado en 1995 por Paul Raskin. El GSG se propuso describir y analizar escenarios para el futuro de la Tierra al entrar en una Fase Planetaria de Civilización. El análisis de escenarios del GSG dio lugar a una serie de informes.​ El eco-comunalismo tomó forma en 2002 como uno de los seis escenarios futuros posibles presentados en el ensayo titulado «Gran Transición: La promesa y el atractivo de los tiempos venideros». Este documento fundacional describe el eco-comunalismo como una «visión de una vida mejor» que se convierte en «dimensiones inmateriales de realización, la calidad de vida, la calidad de la solidaridad humana y la calidad de la tierra».

Las eco-comunidades son planificadas y establecidas específicamente para que quienes participan puedan vivir y trabajar de acuerdo a principios ecológicos, promoviendo el compartir (léase también reparto del trabajo) y buscando el bienestar mediante estilos de vida más sostenibles, democracia directa y cierto grado de autonomía.

Las eco-comunidades incluyen a las eco-aldeas, que según Gilman (1991) se caracterizan por ser “asentamientos a escala humana y con múltiples funciones, en los que las actividades humanas se integran en el mundo natural sin causar daños, de un modo que favorece el desarrollo humano saludable y puede prolongarse indefinidamente en el tiempo”. Aunque las ecoaldeas representan la forma más habitual, las eco-comunidades pueden establecerse también en edificios aislados o dentro de las ciudades (algunas de ellas bajo la forma de viviendas cooperativas compartidas).

Las eco-comunidades (7), en general, se caracterizan por su tamaño relativamente pequeño: por debajo o en torno al centenar de integrantes. Las hay tanto de carácter urbano como ‘rurbano’, aunque la mayoría de ellas están situadas en zona rurales, donde el acceso a los medios de producción naturales es más sencillo y los alquileres y la propiedad son más baratos. Los participantes practican la agricultura ecológica en pequeña escala y la permacultura, la producción artesanal y de talleres, la autoconstrucción, además de dar prioridad a las energías renovables o a los medios de producción y de transporte que ahorran energía, como las bicicletas. Los materiales y los procesos de producción tienden a ser de bajo impacto ambiental y con frecuencia los objetos son reciclados de los desechos, reutilizados o reparados. El conjunto de estas modalidades de abastecimiento agrícola, de materiales y de servicios, ponen de manifiesto la idea de ámbitos convivenciales donde los medios de producción son gestionados en común (Illich, 1973; ver convivencialidad).

Las eco-comunidades pueden ser consideradas tanto procomunes materiales como inmateriales, puesto que gestionan la tierra y los recursos físicos de forma comunitaria mientras que, simultáneamente, establecen normas, convicciones, instituciones y procesos que fomentan una identidad común, que a su vez contribuye a la preservación y reproducción de la comunidad.

Deseosos de establecer lugares donde puedan vivir y cultivar sus propios ideales utópicos, sus participantes forman parte a menudo de una ola de neorrurales inspirada en revistas como In Context (EEUU) o Integral (España). El movimiento tuvo su origen en la década de 1960, y en 1994 se constituyó la Red Global de Ecoaldeas.

Algunos ejemplos destacables, que también demuestran las diversas tipologías de las eco-comunidades, serían: The Farm, en Tennessee, en una propiedad adquirida comunalmente por hippies veganos de California; Twin Oaks, una comunidad rural igualitaria en Virginia basada en un sistema de crédito estructurado en función de la aportación de trabajo (Kinkaid, 1994); Lakabe, una aldea ocupada  en Navarra con una panadería comercial gestionada comunalmente; y Longomai, un pragmático vástago del movimiento de Mayo de 1968, con una propiedad principal en el sur de Francia y varias comunidades satélite establecidas en lugares de Francia, Suiza y Alemania. Experiencias en argentina la Ecoaldea Aluna, en chile una Comunidad espiritual creada por Claudio Pastén en la precordillera de Los Andes Combarbalá interior.

Los valores utópicos se manifiestan en la creación de una identidad de grupo, en compartir ciertos ideales culturales y políticos (y a veces también espirituales), y en el establecimiento de prácticas organizativas que pueden abarcar desde la simple necesidad de un lugar donde residir hasta el desarrollo de un proyecto de vida en común.

Una eco-comunidad constituye una entidad especial que existe entre el individuo y la sociedad como un todo. Se caracterizan por sus dimensiones ambientales (eco-) y sociales (comunidad), las cuales, en conjunto, son consideradas por los eco-comuneros como rasgos prácticamente ausentes en las relaciones vitales de las sociedades (post)industriales.

Existen grandes diferencias entre las comunidades en lo concerniente a la importancia de la esfera individual dentro de la comunidad, y sobre los niveles de autonomía respecto al resto de la sociedad. Sin duda, estos son importantes desafíos para el desarrollo de cualquier proyecto de eco-comunidad.

Al tender un puente entre la escala individual-familiar y la escala de la sociedad en su conjunto, las eco-comunidades se caracterizan por procesos de toma de decisiones autoorganizados que, entre otras cosas, determinan la naturaleza y la dimensión ecológica del proyecto y la integración entre las economías individual y comunal. Normalmente, las eco-comunidades adoptan procesos de toma de decisiones que son horizontales y deliberativos, en lugar de representativos, mientras que algunas adoptan el consenso en lugar de las decisiones por mayoría.

Las eco-comunidades son en cierto sentido oikonomias aristotélicas (remitiendo al arte de la buena vida y, literalmente, a la “administración de la casa”). El dinero no juega un papel principal; es simplemente un medio para satisfacer necesidades. Las eco-comunidades evitan la acumulación porque el colectivo garantiza un nivel mínimo de bienestar a todos sus miembros. El tipo de modelo económico varía enormemente entre una comunidad y otra. Algunas comparten todo el dinero entre sus miembros, otras conservan una sólida esfera económica individual. Un estudio de ocupaciones rurales, que podrían ser consideradas un caso particular de eco-comunidades, postula la existencia de una correlación entre el grado de aislamiento de la comunidad y su grado de comunalismo. Las eco-comunidades situadas cerca de grandes ciudades son más proclives a mantener un alto porcentaje de economías (monetarias) personales (Cattaneo, 2013).

Las fuentes de ingresos monetarios también varían bastante. En general, prevalecen los principios de autogestión cooperativa y la eco-comunidad produce colectivamente mercancías que pueden ser vendidas localmente o fuera, por ejemplo, en ferias y mercados. Las comunidades más grandes, como Longomai en Francia, dependen de la captación de fondos y, cada vez más, del crowdfunding (financiación colectiva). Las eco-comunidades con un alto grado de integración financiera entre sus miembros funcionan como ‘cooperativas integrales’, donde los trabajadores, productores y consumidores son parte constitutiva de la misma organización.

Las eco-comunidades permiten visualizar cómo sería una sociedad de decrecimiento. Cualquier concreción de las intenciones utópicas depende de una fuerte voluntad y de un pragmatismo que puede chocar con los ideales originales. En las fases iniciales (importantes en el comienzo de una transición social) la prioridad es lograr que las cosas salgan bien; en tales circunstancias difíciles, la austeridad autoimpuesta y la auto-explotación de los miembros suelen ser habituales. Mediante procesos de auto-organización, una eco-comunidad escoge vivir independientemente de la sociedad en general. Como apunta Marcuse en El hombre unidimensional, una sociedad liberada del control y la manipulación externos será capaz de establecer sus satisfactores de necesidades; los participantes escogen convertirse en protagonistas de sus vidas y fomentan un imaginario de decrecimiento, confiriéndole a la comunidad la base de autoridad económica y socio-política que habitualmente caracterizan a los mercados capitalistas y al aparato estatal.

Si la comunidad sobrevive a esta fase inicial, es muy probable que luego surja una práctica decrecentista de sano funcionamiento ecológico y convivencialidad social. No existen datos empíricos sobre las tendencias en consumo energético y de materiales a lo largo del tiempo en las eco-comunidades. Una hipótesis factible es que la mayoría de las eco-comunidades comiencen con una caída drástica en el consumo personal de materiales y energía, pero según van entrando en una fase de madurez, nuevas condiciones de vida más confortable, aunque no más sostenibles van reemplazando a las iniciales (aunque las primeras seguirán siendo menos intensivas en recursos que la sociedad en su totalidad).

Las eco-comunidades desarrollan prácticas de simplicidad voluntaria. Aunque esto forma parte del imaginario decrecentista, podría criticarse a algunos defensores de la simplicidad porque evitan comprometerse con los problemas sociales y con las acciones políticas. En general, no se puede caracterizar a las eco-comunidades como políticas o apolíticas. En un extremo del espectro, están aquellas que podrían considerarse como ‘botes salvavidas’, que son comunidades con límites claros y ‘fronteras cerradas’, mientras en otras, especialmente las que se adhieren a los ideales políticos de la izquierda radical, sus miembros son más conscientes de la necesidad de cooperar más allá de los límites y fomentar un cambio social universal. La mayoría de las eco-comunidades tiene claro que su poder es limitado y por lo tanto adhieren a una filosofía afín a la de Holloway, de ‘cambiar el mundo sin tomar el poder’. Esto puede llegar a suceder mediante la constitución y consolidación de redes de la base a la base – más que por procesos de abajo hacia arriba – que contribuyan a un abandono estratégico del sistema (Carlsson y Manning, 2010) en número cada vez mayor y con la consecuente reducción del papel, el tamaño y el poder que hoy detenta el establecimiento. La extensión de estas prácticas a ámbitos más amplios de la sociedad, más allá de los habitados por personas ecológicamente conscientes, todavía no ha acontecido. La persistente crisis económica y ecológica actual puede ser una buena ocasión para fomentar las eco-comunidades y crear así un fenómeno social que vaya más lejos que el movimiento contracultural que las precedió.

 

Confederalismo democrático:

El concepto del confederalismo democrático (8), se basa en una proclamación de Abdullah Öcalan​ el 20 de marzo de 2005 y desde entonces funda la base ideológica del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y sus organizaciones afines. Este modelo ideológico incluye algunas concepciones de la ecología social, así como reflexiones de Immanuel Wallerstein. La realización práctica se orienta en el modelo del municipalismo libertario de Murray Bookchin. Actualmente es la forma de gobierno en Rojava.

El Confederalismo Democrático de Kurdistán no es un sistema estatal, sino un sistema democrático de las personas si un Estado. Con las mujeres y la juventud en vanguardia, es un sistema en el cual todos los sectores de la sociedad desarrollarán sus organizaciones democráticas propias. Es una política ejercida por los ciudadanos libres confederales, iguales para elegir sus representantes regionales.

Öcalan ha desarrollado una crítica al Estado-Nación que le ha llevado a interpretar el derecho de los pueblos a su autodeterminación como “la base para el establecimiento de una democracia de base, sin necesidad de buscar nuevas fronteras políticas”.

En su publicación el Confederalismo Democrático, Öcalan presenta a esta forma de organización social así:

“Este tipo de autoridad o administración puede ser llamada administración política no estatal o democracia sin Estado. Los procesos de toma de decisión democráticos no deben ser confundidos con los procesos conocidos de la administración pública. Los Estados solo administran mientras que las democracias gobiernan. Los Estados están fundados en el poder, las democracias están basadas en el consenso colectivo. El mandato en el Estado está determinado por decreto, aunque puede en parte ser legitimado a través de elecciones. Las democracias usan elecciones directas. El Estado usa la coerción como medio legítimo. Las democracias se apoyan sobre la participación voluntaria”.

El Confederalismo Democrático está abierto a otros grupos y facciones políticas. Es flexible, multi-cultural, anti-monopólico, y orientado hacia el consenso. La ecología y el feminismo son pilares centrales.

En el marco de este tipo de auto-administración, una economía alternativa se vuelve algo necesario, lo que incrementa los recursos de la sociedad en lugar de explotarlos y así hace justicia a las múltiples necesidades de la sociedad.”

El Confederalismo Democrático plantea un rechazo del centralismo y basa su confederalismo en la tradición y herencia colectiva que en el pueblo kurdo se encuentra en la organización en clanes y tribal. Este tipo de organización se ha opuesto siempre a los imperios y Estados que han buscado centralizar el poder, aunque como bien plantea Öcalan, estas formas sociales tribales pueden convertirse en instituciones parasitarias por lo que hoy han de integrarse en la lucha por el cambio democrático.

Respecto al Estado, Öcalan es un profundo crítico de éste, pero entiende que su abolición total no es hoy posible, por lo que el Confederalismo Democrático es la herramienta que, mediante la organización de base y democrática al margen del control estatal, posibilitará la superación del Estado una vez que se demuestre la capacidad del Confederalismo Democrático. Pero esta convivencia que puede darse con el Estado no significa una subyugación a este, pues, aunque el Confederalismo Democrático es una política de paz, las confederaciones democráticas han de mantener sus fuerzas de autodefensa para protegerse de los ataques del Estado (el cual Öcalan define como una entidad militarmente estructurada y para el que la guerra y la militarización de la sociedad son cuestiones claves) y ejercer así su legítimo derecho a la defensa.

Como se ve en el extracto citado de la obra de Öcalan, esta organización política no estatal, requiere además de una organización económica alternativa, esta organización económica alternativa del Confederalismo Democrático se trata del socialismo. En los orígenes del pensamiento de Öcalan y del PKK, como se ha dicho, estaba el marxismo-leninismo, pero esta concepción de la liberación social fue abandonada y criticada por Öcalan que planteo el socialismo democrático como alternativa a la economía actual. Este socialismo tiene un marcado carácter local y autogestionario, como no podía ser de otra manera en una propuesta política que rechaza al Estado, planteando a la democracia directa como alternativa.

Por lo tanto, ante la barbarie capitalista y la centralización del socialismo estatal, el Confederalismo Democrática plantea la necesidad de la posesión de los recursos económicos no por el Estado, sino por la sociedad. Esta economía ha de enfocarse en una redistribución justa de los recursos económicos y el objetivo de esta ha de ser los beneficios sociales, no la acumulación de riquezas o la sobre-producción. Tal como lo expresa Öcalan:

“Una de las principales razones del deterioro de la sociedad se encuentra en los efectos nocivos de los mercados financieros. La producción de necesidades artificiales, la búsqueda interminable de nuevos mercados de consumo y la codicia sin límites de beneficios cada vez mayores son los responsables de la diferencia cada vez más abismal entre pobres y ricos, hinchando a diario el batallón de los que viven bajo el umbral de la pobreza o incluso de los que pasan hambre. Una política económica de este tipo no se puede tolerar ya más. Este es entonces el mayor desafío del proyecto socialista: implementar una política económica alternativa que no aspire únicamente al beneficio por el beneficio, sino a una distribución justa de los recursos y a la plena satisfacción de las necesidades básicas del conjunto de la sociedad” Guerra y Paz en el Kurdistán”.

Pero el socialismo no es solo la alternativa económica para la distribución justa de los recursos y para que estos estén en manos de la sociedad y no del Estado o de las corporaciones, sino que la alternativa socialista se hace además necesaria pues es la única que puede conservar el medio ambiente, es por ello la única compatible con otro de los pilares del Confederalismo Democrático, el ecologismo. Esta importancia del ecologismo y su relación con el socialismo es resumida en un fragmento de Guerra y Paz en el Kurdistán:

“Un modelo de sociedad ecológico es por esencia un modelo socialista. Un equilibrio ecológico solamente será posible con el paso de una sociedad alienada basada en el despotismo, a una sociedad socialista. Sería iluso creer que la preservación del medio ambiente es compatible con el sistema capitalista. Al contrario, el sistema capitalista contribuye ávidamente a la devastación del medio ambiente. Debe tenerse seriamente en cuanta la protección ecológica en el proceso de cambio social.” Guerra y Paz en el Kurdistán.

Otra de las cuestiones que el Confederalismo Democrático plantea como primordiales y que es un pilar de su propuesta es la liberación de la mujer.

En su crítica al Estado, Öcalan señala como uno de los pilares ideológicos del Estado al sexismo. Señala como el Estado y el capitalismo convierten a la mujer tanto en objeto sexual como en mercancía y que solo permiten su desarrollo para convertirla en un accesorio de la sociedad patriarcal. Establece además una relación entre el poder y el estatalismo y el sexismo. Por ello uno de los pilares del Confederalismo Democrático es el feminismo.

El hecho de que a lo largo de la historia la mujer haya sido desposeída por el hombre de su identidad y su personalidad (la eterna cautiva) ha provocado considerablemente más daño que la división en clases. La cautividad de la mujer es una medida del declive y la esclavización general de la sociedad; es también una medida de sus mentiras, robo y tiranía.

Cada hombre dentro de la familia se considera el propietario de un pequeño reino (…) Es importante también analizar la familia actual como una institución ideológica. Si elimináramos a la mujer y a la familia del sistema civilizado, su poder y el Estado, no quedaría nada que constituyera el orden». Liberando la vida: la Revolución de las mujeres.

Esta necesidad de la lucha por la emancipación de la mujer se acrecienta aún más cuando el islamismo sexista se impone en los Estados que someten al Kurdistán, como es el caso de la dictadura islámica de Irán. Se entiende así que el PJAK (Partido por la Vida Libre del Kurdistán), integrado en la KCK y cuyo ámbito de actuación es el territorio iraní, esté nutrido de numerosas mujeres que, como ellas mismas indican, luchan tanto por la liberación nacional como por la liberación femenina.

Las libertades individuales, como por ejemplo de expresión y decisión, son otras de las bases del Confederalismo Democrático por la que lucha la KCK, y que junto a los puntos ya nombrados conforman esta propuesta para liberación del Kurdistán, la cual es un ejemplo para los pueblos del mundo.

 

Ecofeminismo:

El eco-feminismo, es la corriente del feminismo que integra la temática ecologista.

Existen una gran diversidad de pensamientos en áreas sociocultural, político y activismo.

Mary Mellor (Reino Unido):

«El ecofeminismo (9), es un movimiento que ve una conexión entre la explotación y la degradación del mundo natural y la subordinación y la opresión de las mujeres. Emergió a mediados de los años 70 junto a la segunda ola del feminismo y el movimiento verde. El ecofeminismo, une elementos del feminismo y del ecologismo, pero ofrece a la vez un desafío para ambos. Del movimiento verde toma su preocupación por el impacto de las actividades humanas en el mundo inanimado y del feminismo toma la visión de género de la humanidad, en el sentido que subordina, explota y oprime a las mujeres».

Maria Mies (Alemania), y Vandana Shiva (India):

«La perspectiva patriarcal-capitalista interpreta la diferencia como jerárquica y la uniformidad como un requisito previo para la igualdad. Nuestro propósito es ir más allá de esta perspectiva limitada y expresar nuestra diversidad, a la vez que abordamos, de maneras distintas, las desigualdades inherentes a las estructuras mundiales que posibilitan el dominio del Norte sobre el Sur, de los hombres sobre las mujeres, y del frenético saqueo de un volumen creciente de recursos en busca de un beneficio económico cada vez más desigualmente distribuido por la naturaleza…

… las mujeres eran en todas partes las primeras en protestar contra la destrucción del medio ambiente. Como activistas de los movimientos ecologistas, llegamos a ver claramente que la ciencia y la tecnología no eran neutras en relación con el género y, al igual que muchas otras mujeres, empezamos a comprender que existía una estrecha conexión entre la relación de dominio explotador entre el hombre y la naturaleza (modelada por la ciencia reduccionista moderna a partir del siglo XVI) y la relación de explotación y opresión entre hombres y mujeres que impera en la mayoría de las sociedades patriarcales, incluidas las sociedades industriales modernas…

El eco-feminismo, un “nuevo término para designar un saber antiguo”, se desarrolló a partir de diversos movimientos sociales -los movimientos feminista, pacifista y ecologista- a finales de los años 70 y principios de los 80. Aunque la primera que utilizó el término fue Françoise d’Eaubonne, éste sólo se popularizó en el contexto de las numerosas protestas y actividades contra la destrucción del medio ambiente, iniciadas por la chispa de los repetidos desastres ecológicos.

La fusión accidental del núcleo del reactor de Three Mile Island impulsó a un gran número de mujeres estadounidenses a reunirse en la primera conferencia ecofeminista -‘Mujeres y Vida en la Tierra: Conferencia sobre el eco-feminismo en los ochenta’- celebrada en marzo de 1980 en Amherst. En ella se examinaron las conexiones entre el feminismo, la militarización, el arte de sanar y la ecología. Como escribió Ynestra King, una de las organizadoras de la Conferencia:

«El eco-feminismo trata de la conexión y la integración de la teoría y la práctica. Reafirma el valor y la integridad particulares de cada ente vivo. Nosotras pensamos que debe considerarse la perca junto con la necesidad de agua de una comunidad, la marsopa junto con el deseo de comer atún, y las criaturas sobre las cuales puede caer, junto con el Skylab. Somos un movimiento que se identifica con las mujeres y creemos que estamos llamadas a cumplir una tarea especial en estos tiempos amenazados. Pensamos que la devastación de la Tierra y de los seres que la pueblan por obra de las huestes empresariales y la amenaza de la aniquilación nuclear por obra de las huestes militares son preocupaciones feministas. Son manifestaciones de la misma mentalidad masculinista que pretendía negarnos el derecho a nuestro cuerpo y a nuestra sexualidad y que se apoya en múltiples sistemas de dominación y de poder estatal para imponerse.»

 

Permacultura social:

Permacultura es un sistema de principios, de diseño agrícola y social, político y económico basado en los patrones y las características del ecosistema natural.

Tiene muchas ramas, entre las que se incluyen el diseño ecológico, la ingeniería ecológica, diseño ambiental, la construcción y la gestión integrada de los recursos hídricos, que desarrolla la arquitectura sostenible y los sistemas agrícolas de auto mantenimiento modelados desde los ecosistemas naturales.

El término «permacultura» (como un método sistemático) fue acuñado por primera vez por los australianos Bill Mollison y David Holmgren en 1978.

La palabra permacultura es una palabra, que originalmente se refería a la agricultura permanente, pero se amplió para significar también a cultura permanente, debido a que se ha visto que los aspectos sociales son parte integral de un sistema verdaderamente sostenible, inspirado en la filosofía de la Agricultura Natural de Masanobu Fukuoka.

Desde sus inicios a finales de los años 70, la permacultura se ha definido como una respuesta positiva a la crisis ambiental y social que estamos viviendo.

En palabras de Bill Mollison, “La permacultura es la filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza; de observación prolongada y reflexiva, en lugar de labores prolongadas e inconscientes; de entender a las plantas y los animales en todas sus funciones, en lugar de tratar a las áreas como sistemas mono-productivos”​.

Un ejemplo de permacultura exitosos, son la producción comunitaria cubana, debido al bloqueo de la Isla de Cuba por parte de EEUU, genero una falta de fertilizantes y pesticidas, se vieron obligados a adoptar métodos de permacultura para complementar la alimentación de sus comunidades.

Otro ejemplo de sociedades con agricultura orgánica es el de Sikkim le llaman la última utopía de la humanidad. Es una pequeña joya incrustada a los pies de la cordillera del Himalaya, entre Nepal, Bután, China y Tíbet. Se trata del primer estado de la India que hace ya más de una década optó por el todo orgánico, prohibiendo el uso de pesticidas y de los agroquímicos. Sustancias que habían entrado en la agricultura india en los años sesenta, durante la llamada Revolución verde, gracias a la intervención de empresas y multinacionales. Es una transición orgánica impulsada por el Gobierno en una ciudad joven y multicultural donde conviven personas procedentes de Nepal, Tíbet, India y población indígena de etnia Lepcha. Por sus calles empinadas se pueden encontrar numerosas tiendas hortícolas que venden productos orgánicos.

 

Vía de la simplicidad:

Un resumen breve, publicado por el “Simplicity Institute en 2012”, presenta la propuesta del pensador y activista australiano Ted Trainer. La publicación en castellano de su obra fundamental lleva el título de «La Vía de la Simplicidad. Hacia un mundo sostenible y justo».

A lo largo de varias décadas Ted Trainer ha ido desarrollando y afinando una importante teoría del cambio social, que ha denominado La Vía de la Simplicidad (The Simpler Way). Su premisa de partida es que el sobreconsumo en las regiones más desarrolladas del mundo es la causa-raíz de nuestro callejón sin salida global, y partiendo de dicha premisa él argumenta que una parte necesaria de cualquier transición hacia un mundo sostenible y justo implica que quienes están consumiendo en exceso deben aceptar estilos de vida mucho más simples desde el punto de vista material.

Esa es la conclusión radical de nuestro enorme problema a nivel mundial, que mucha gente –incluida la mayor parte del movimiento ecologista– no parece dispuesta a asumir o aceptar, pero que Trainer no tiene reparo en abordar y, sin duda, la lleva hasta sus últimas consecuencias. Sin embargo, la Vía de la Simplicidad no supone privación y sacrificio; supone abrazar la idea de lo suficiente, para una buena vida y la creación de sistemas sociales y económicos que partan de esa base.

Este resumen de la propuesta de Trainer, a partir principalmente en su último libro, La Vía de la Simplicidad: Hacia un mundo sostenible y justo.

El esquema de la Vía de la Simplicidad:

La premisa de la que parte la propuesta de Trainer, como se ha dicho, consiste en que cualquier transición a un mundo sostenible y justo implica necesariamente que los que están consumiendo de más, acepten estilos de vida más simples. Dado el grado de sobre pasamiento (overshoot) ecológico.

Trainer defiende que no hay modo alguno de desacoplar la actividad económica actual del impacto ecológico de manera suficiente y en el tiempo que tenemos disponible, lo cual lleva a la necesidad de alejarse sin demora de los estilos de vida consumistas occidentales de alto impacto. Aunque Trainer se muestra sin reservas a favor de la energía renovable, ofrece evidencias de que la energía renovable y otros “tecno-soluciones”, nunca serán capaces de sostener sociedades de consumo con un uso intensivo de energía y recursos.

Trainer insiste, así mismo, en que un mero cambio de los estilos de vida es insuficiente para lograr la sostenibilidad; se requieren también cambios en las estructuras fundamentales. Sobre esa base Trainer propone que se reemplace el capitalismo consumista basado en el crecimiento por economías de crecimiento cero o de estado estacionario. En las últimas décadas ha habido otros muchos teóricos que han defendido la economía de estado estacionario, pero Trainer sostiene que incluso los mayores partidarios de la economía estacionaria no captan las implicaciones radicales que tiene dicho marco económico; principalmente, no parecen apreciar que una economía de crecimiento cero implica abandonar los créditos con interés, dado que ese modo de financiar la actividad económica requiere crecimiento del capital para poder devolver la deuda más los intereses. Incluso los movimientos de (las ciudades en) Transición y de la Permacultura –que en opinión del propio Trainer son los movimientos ecosociales más prometedores en la actualidad– son objeto de su crítica amistosa por intentar construir comunidades más resilientes y sostenibles dentro del capitalismo consumista, en lugar de centrarse en el proyecto más radical de reemplazar el capitalismo consumista.

Tras presentar su análisis crítico de la situación mundial, Trainer describe su visión de la Vía de la Simplicidad: se trataría de comunidades que creasen economías de crecimiento cero muy relocalizadas, basadas en un consumo mucho menor de recursos y de energía del que es habitual en la actualidad en los países desarrollados, y en las cuales el motivo del lucro sea entera o mayormente eliminado. Dado que Trainer considera que los gobiernos están inseparablemente entrelazados con el imperativo económico del crecimiento, su teoría del cambio es fundamentalmente anarquista, en el sentido de que él cree que no se puede confiar en que los procesos parlamentaristas de arriba abajo puedan jugar ningún papel fundamental en la reestructuración social que implica la Vía de la Simplicidad. El cambio que se necesita, argumenta, –si es que se va a dar algún día– debe ser dirigido desde abajo, desde la acción de base comunitaria. Es una revolución pacífica la que visualiza Trainer, pero una revolución, al fin y al cabo, que él cree puede completarse en cuestión de meses, siempre que exista una masa crítica de gente preparada para actuar y hacerla realidad. El problema no es lo que se necesita hacer. «Esa es la parte fácil», afirma. «Lo realmente complicado es que en la gente normal se desarrollen valores y pensamientos a partir de los cuales quieran diseñar y construir sistemas nuevos y deleitarse en la tarea de hacerlo».

 

Ecología profunda:

La ecología profunda es una rama reciente de la filosofía ecológica que considera a la humanidad parte de su entorno, proponiendo cambios culturales, políticos, sociales y económicos para lograr una convivencia armónica entre los seres humanos y el resto de los seres vivos.

Establece ciertas normas que se apoyan en una visión de la naturaleza con una noción de la realidad y el lugar que ocupamos como individuos en el planeta. Considera que los seres humanos no tienen derecho a pasar por encima de la diversidad, únicamente para satisfacer sus necesidades vitales.

Ecología Profunda y otras visiones:

Una completa síntesis del pensamiento de D. Tompkins y su grupo colaborador. Apareció en la sección Quiénes Somos, de su página web.

La Cuestión Fundamental: Salvar la Biodiversidad y Guiar a los Demás a Hacer lo Mismo.

Consideramos la pérdida de la biodiversidad como la mayor crisis de nuestro tiempo. La cantidad de seres humanos y la escala de nuestro impacto sobre la Tierra ha gatillado la ola más masiva de extinciones desde que desaparecieron los dinosaurios hace 65 millones de años atrás. El desmoronamiento de los ecosistemas y la consiguiente pérdida de las especies están dañando severamente la salud ecológica del planeta, de la cual todos nosotros, humanos y no humanos por igual, dependemos. El cambio climático ahora amenaza con acelerar esta embestida a la biodiversidad.

Creemos que los seres humanos tenemos una obligación ética de compartir este planeta con otras especies y que debemos reorientar nuestros valores y actividades de tal manera que todas las formas de vida puedan prosperar. Con este fin, dirigimos nuestras energías a la creación de parques, el activismo, la restauración y la agricultura ecológica. A través de distintos programas, mantenemos nuestro compromiso con una serie de ideales en común: economías locales basadas en la ecología; la producción de energía renovable local; arquitectura y diseño apropiados a las condiciones del lugar; y trabajo significativo para los individuos y las comunidades. Para una mayor comprensión sobre la ética medioambiental y el pensamiento eco céntrico que guían nuestro trabajo, mira aquí, donde entregamos una explicación más completa sobre este tema tan lleno de matices.

Nos enfocamos en el trabajo medioambiental y la conservación (incluyendo la agricultura) mientras que al mismo tiempo apoyamos, en espíritu, a otros movimientos sociales progresistas. Sin embargo, debido a que vemos que muchas fundaciones financian exclusivamente la justicia social, la paz y los temas de la mujer, nosotros dirigimos nuestros recursos limitados hacia las áreas donde podemos producir el mayor impacto y tenemos la mayor experiencia: la conservación y el activismo medioambiental.

Creemos en el valor permanente de la naturaleza silvestre: nuestro trabajo de conservación tiene por objetivo conservar paisajes vastos, en estado silvestre, con todo su complemento de especies nativas, incluyendo especies que son clave, tales como el puma y el jaguar. Nos esforzamos en inspirar a los demás para que reconozcan el valor de hacer esto y puedan hacer lo mismo. ¿Qué es lo que nos permite alcanzar este fin? Los parques nacionales.

Restauración:

La restauración ecológica es una “industria en crecimiento” y el trabajo del futuro: ya que nosotros los humanos hemos degradado tanto el planeta, tenemos casi infinitas oportunidades para devolver la salud a los ecosistemas. A pesar de que, si la dejamos sola, la naturaleza recuperará su equilibrio, a menudo las acciones directas y bien pensadas pueden impulsar el proceso de restauración. Encontramos enormemente gratificante poder participar en la restauración de los ecosistemas, ya sea reviviendo los hábitats, monitoreando las especies silvestres, o incluso reinsertando especies fundamentales que han sido extirpadas.

Agricultura Ecológica:

La agricultura tiene más efectos sobre la tierra que cualquier otra actividad humana; por esta razón, dedicamos una gran cantidad de energía al desarrollo de tipos de agricultura que son más consientes ecológicamente. Tenemos claro que la preservación de tierras silvestres y el desarrollo de sistemas de agricultura orgánicos son áreas de trabajo complementarias. Nos esforzamos en que la conservación sea una consecuencia de la producción: esto es, que la agricultura y otras actividades productivas fortalezcan, y no disminuyan, los objetivos de la conservación.

Activismo:

Una vez, el escritor ya fallecido, Ed Abbey, dijo: “Sentimiento sin acción es la ruina del alma.” Nosotros estamos de acuerdo. La acción toma muchas formas, desde conservar los paisajes amenazados hasta educar a las próximas generaciones de ambientalistas. Cuando las actividades industriales egoístas y sin visión de futuro amenazan con sabotear nuestras iniciativas de conservación, nos sentimos impulsados a enfrentarlos y luchar. La combinación de acciones legales y la presión ciudadana ha ganado muchas campañas, protegiendo los logros que ha obtenido la conservación para las siguientes generaciones. No “escogemos nuestras peleas” en Chile y Argentina, más bien nos hemos visto en la necesidad de defender nuestros proyectos o filosofía debido a los ataques de los sobre desarrollistas, ultranacionalistas o por proyectos que afectan directamente nuestros esfuerzos de conservación: caminos, represas y líneas de transmisión, pérdida de belleza, acuicultura industrial, quema de bosques, tala ilegal, terraplenes, etc. El activismo forma parte de nuestro ADN ahora, debido a la constante embestida de un desarrollo más pensado. Apoyamos sobre todo, a las ONGs locales, que trabajan en temas de mutuo interés.

Algunos de los Conceptos que nos Guían:

Eco-Localismo

Si la humanidad desea construir una economía realmente sustentable, entonces tendremos que abandonar la premisa del crecimiento económico perpetuo en un planeta que es finito. Hacer esto significa dar un giro desde la economía globalizada hacia las economías locales adaptadas a sus lugares particulares. En muchas partes, este cambio ya ha comenzado.

Las economías locales nos permiten visualizar el impacto ecológico de los productos que usamos y ser testigos de donde proviene nuestra energía. La energía y los costos de transporte se minimizan. Lo que comemos y consumimos proviene de lo que nuestras comunidades producen. Nosotros nos empeñamos en alcanzar el ideal de producir economías humanas que funcionen como pequeñas subcategorías (y no tóxicas) de la economía de la Naturaleza.

Para llevar a cabo esta transición, nuestros equipos han trabajado con artesanos locales para desarrollar empresas de pequeña escala que fabrican productos artesanales, tales como la miel (vendida bajo la marca Pillán Organics), colchas de lana, sweaters, artesanías en madera y otros productos. Estas “empresas artesanales” proveen trabajos para las comunidades rurales que rodean nuestros proyectos de parques. Nuestros campos y fundos se empeñan en hacer productos para los mercados locales e incorporarse lo más posible en la economía local. En nuestros proyectos de conservación y agricultura ecológica, construimos instalaciones utilizando materiales locales y/o reciclados (piedras de canteras locales, vigas y tejas recicladas, muebles reciclados). Los artesanos locales, los cuales están capacitados en este tipo de trabajo, tienen un rol fundamental en mantener el estilo local.

A pesar de que no esperamos que la economía global cambie completamente en el futuro cercano, estamos experimentando y nos esforzamos en crear el ejemplo de cómo una economía basada en las características del lugar y la ecología local puede funcionar a pequeña escala. Después de veinte años de trabajo práctico, con nuestras propias manos, hemos aprendido bastante sobre lo que realmente puede funcionar en las regiones donde trabajamos.

Energía Local, Renovable:

La sociedad moderna y su economía es lo que impulsa la energía. A menudo escuchamos sobre las restricciones de energía que se aproximan. Lo que realmente hay que preguntarse es: ¿tenemos poca energía o una demanda muy grande? La economía energética de hoy en día, sustentada por una fuente abundante pero no eterna de combustibles fósiles, que además es aumentada por plantas nucleares y mega-represas, inflige daños masivos sobre la Naturaleza y los humanos. Debemos reorientar nuestras economías para utilizar sólo fuentes de energía no contaminantes, locales y a pequeña escala que no disminuyan la biodiversidad, cambien el clima o reduzcan la belleza en nuestras vidas.

Tenemos la creencia de que la economía energética del futuro estará basada en la distribución generada desde fuentes renovables apropiadas al lugar. Nuestros proyectos de conservación y campos pequeños en Chile están incorporando energía hidroeléctrica de pequeña escala, y estamos implementando un plan energético para el futuro Parque Nacional Patagonia que lo convertirá en el primer parque nacional del mundo suministrado completamente de energía local renovable.

La Belleza como Principio: Diseñando con la Naturaleza:

Los humanos tienen una atracción instintiva hacia la belleza: en el paisaje (ya sea natural o cultivado), en los espacios diseñados, incluso entre ellos mismos. Reconocemos la importancia de este valor y hemos observado como los lugares y los objetos estéticamente placenteros atraen el cuidado y respeto. La belleza de la Naturaleza es una herramienta potente y muchas veces no tomada en cuenta, para fomentar la conciencia ecológica: la gente actúa para proteger lo que ama.

Nos esforzamos por promover la belleza en el mundo que nos rodea, prestando atención a las palabras de Josiah Stamp, quien dijo: “La indiferencia hacia la estética terminará empobreciendo a largo plazo el producto económico… la atención hacia la estética aumentará el bienestar económico.” Ya existen demasiadas construcciones feas y hechas con descuido en esta tierra y no vemos ninguna necesidad de sumarnos a esta tendencia.

En nuestros proyectos de parques, los espectaculares paisajes silvestres junto con los espacios humanos armónicos y bien diseñados dan el ejemplo de una relación equilibrada entre la Naturaleza y los humanos, donde el aporte humano al paisaje presta atención a su ambiente. Nuestros proyectos de agricultura, edificaciones, jardines y campos, todos bien mantenidos, simples y elegantes, simbolizan un enfoque a la producción que es respetuosa y considerada.

Al diseñar las estructuras, hemos observado como lo construido pasa a ser una herramienta de apoyo a una administración prudente de la tierra y a la vez contribuye al bienestar de las comunidades. Para nosotros, un buen diseño requiere un pensamiento ecológico cuidadoso. Las estructuras creadas por los humanos deben ser armoniosas con los paisajes donde se encuentran. Los edificios deben ser eficientes energéticamente, usar materiales locales y seguir los patrones culturales e históricos.

Trabajo Significativo:

Nuestros proyectos de conservación y agricultura ecológica han proveído empleos interesantes y desafiantes a cientos de chilenos y argentinos, quienes trabajan activamente para un futuro mejor para el planeta. Los programas de voluntarios y prácticas profesionales en nuestros proyectos de parques y campos han entregado a casi mil conservacionistas interesados, la oportunidad de tener una experiencia práctica.

Una definición de trabajo significativo es hacer algo en la vida que no contribuya a la degradación del suelo o la extinción de las especies o aumentar el cambio climático. Algunos pueden decir que esto no deja muchas alternativas, pero nosotros creemos que abundan las oportunidades para hacer un trabajo útil en restaurar los paisajes deteriorados y reconstruir economías que se adapten a las condiciones locales.

La reducción de nuestra huella ecológica es el desafío fundamental de nuestro tiempo. La imaginación, la buena voluntad, el amor por toda la Naturaleza y el cuidado por nuestras propias sociedades humanas pueden llevarnos a un trabajo significativo y por ende, a una vida significativa.

Uniendo la Conservación y el Activismo Medioambiental:

Empezamos como activistas ambientales mucho antes de convertirnos en conservacionistas, participando en campañas para limpiar los derrames de petróleo, poner presión para obtener agua potable, oponiéndonos a las propuestas de tala de bosques, debatiendo sobre el desarrollo de energía nuclear, creando conciencia sobre el exceso de consumo, y más. Cada campaña nos enseñó sobre el poder de la gente cuando está unida para defender el bien común, la protección del medioambiente y el manejo prudente de los recursos naturales. Ahora, a medio siglo del nacimiento del “movimiento ecologista moderno” (a partir de la publicación de Silent Spring de Rachel Carson en 1962), hemos visto que esta fuerza ha sido imposible de detener. A pesar de los obstáculos, la conciencia y preocupación sobre los temas ambientales sigue creciendo.

Muchos de nuestros colegas en el movimiento ecológico expresan su inseguridad de involucrarse en el activismo ambiental. Sin embargo, la protección a largo plazo de las áreas de conservación requiere poner presión política sobre los que están encargados de tomar decisiones, empujando para lograr una legislación fuerte y sacar a la luz las malas prácticas corporativas. Crear un poco de controversia puede ser una herramienta útil para generar conocimiento público sobre temas que de otra manera se mantendrían como asuntos marginales. Los debates sobre el manejo de recursos y la conservación necesitan tener un perfil más alto, así que apoyamos a nuestros colegas conservacionistas para que adopten las tácticas de los activistas medioambientales y así cuenten con la atención mediática que esto conlleva.

Publicado en: Resumen de prensa.

 

Bio regionalismo:

La democracia biorregional (o biorregionalismo) es un sistema de administración política a partir de cambios diseñados para forzar el proceso político hacia una democracia que represente mejor las preocupaciones por la economía, el cuerpo y las preocupaciones ambientales (e.g., calidad del agua), hacia las trayectorias de desarrollo que localmente den prioridad y se adapten a diversas áreas para sus propios intereses específicos de sustentabilidad y durabilidad.

Este movimiento variado se llama democracia biorregional; es el caso de la cooperación de la línea divisoria de las aguas, representación biorregional y otros que denotan el control democrático de los campos comunes naturales y de dominación jurisdiccional local en cualquier trayectoria de desarrollo de decisión económica mientras que no quitan las protecciones generales de los derechos civiles de un estado nacional más grande.

Los mejores ejemplos conocidos son la Comisión de los Grandes Lagos de diez estados de los Estados Unidos y la provincia canadiense de Ontario, que gobierna la línea divisoria de las aguas dulces más grande del mundo y la cooperación de naciones con límites del Océano Ártico. Estas son entidades democráticas que cooperan en un cuerpo internacional, al dar una cierta soberanía por definición. Ésta es la forma más simple de cooperación en democracia biorregional para defender una sola línea divisoria de las aguas. Pero hay formas más profundas que desafían muchas asunciones políticas.

El bioregionalismo afirma que «los componentes ambientales de una biorregión (geografía, clima, vida vegetal, vida animal, etc.) influyen directamente en las formas en que las comunidades humanas actúan e interactúan entre sí, las cuales a su vez son óptimas para que esas comunidades prosperen en su medio ambiente. Como tal, esas maneras de prosperar en su totalidad -ya sean económicas, culturales, espirituales o políticas- serán distintivas, en cierta medida, como producto de su entorno biorregional».

La perspectiva biorregionalista se opone a una economía homogénea y una cultura de consumo con su falta de administración hacia el medio ambiente. Esta perspectiva busca:

  • Asegurar que las fronteras políticas coinciden con los límites ecológicos. ​
  • Resaltar la ecología única de la biorregión.
  • Fomentar el consumo de alimentos locales cuando sea posible.
  • Fomentar el uso de materiales locales donde sea posible.
  • Fomentar el cultivo de plantas nativas de la región.
  • Fomentar la sostenibilidad en armonía con la biorregión.​

El mapeo biorregional es una poderosa herramienta para aumentar la comprensión, cambiar la historia e influir en la política. Un buen mapa biorregional muestra capas de geología, flora, fauna y habitabilidad a lo largo del tiempo. Todo el contenido interdisciplinario que se integra en este tipo de mapa lo convierte en una gran herramienta de comunicación para ilustrar un enfoque ecológico. Uno de los mejores ejemplos de un mapa biorregional ricamente comunicativo es el nuevo mapa de Cascadia de David McClosky new map of Cascadia.

 

Comunidades en transición:

Las comunidades en transición son proyectos ciudadanos comunitarios que persiguen crear resiliencia social contra el progresivo colapso social provocado por el cambio climático, el pico de producción del petróleo y la inestabilidad económica. El llamado movimiento de transición (también conocido como red de transición o ciudades en transición), es un movimiento pragmático y no partidista, a favor de la agroecología, la permacultura, el consumo de bienes de producción local y/o colectiva, el decrecimiento, la recuperación de las habilidades para la vida y la armonía con el resto de la Naturaleza y el uso de energías renovables. El término fue acuñado por Louise Rooney y Catherine Dunne,​ para las iniciativas (grupos, barrios, pueblos y ciudades) que persiguen este fin. Aunque es una tendencia social latente en sociedades hiper industrializadas y capitalistas (neorruralismo), la primera propuesta en utilizar el nombre fue la del permacultor Rob Hopkins en Totnes (Inglaterra) en 2006. Desde entonces, se extendió el movimiento por Inglaterra y el resto del mundo.

 

Ecofascismo:

El Ecofascismo, para muchas personas puede resultar una sorpresa, y saber que la historia de las políticas ecologistas no ha sido siempre inherente y necesariamente progresista. Su papel en el seno de las ideologías de corte fascista, y más concretamente en el nacionalsocialismo, es una incómoda verdad para la izquierda y el ecologismo político.

El término “Lebensraum” (9), se convirtió en un principio ideológico del nazismo y proveyó de una justificación para la expansión territorial alemana en Europa Central y Europa del Este.

A través de un exhaustivo trabajo en su libro, Peter Staudenmaier (10), muestra las raíces ambientalistas y antroposóficas en que se sustentaba buena parte del movimiento nazi.

Ellos, convirtieron incluso la agricultura orgánica, el vegetarianismo y el culto a la naturaleza en elementos clave, no solo de su ideología, sino también de sus políticas gubernamentales. Asimismo, la tarea propagandística de relevantes jerarcas nazis o el vínculo con la naturaleza del movimiento juvenil alemán, modelo para la organización militarista y disciplinaria hitleriana evidencian que «lo eco» conformaba uno de sus ejes político-ideológicos más importantes.

Como avisa Janet Biehl (11), “esta asociación entre ecología y fines racistas, nacionalistas y fascistas no puede acotarse a una época oscura anterior a la Segunda Guerra Mundial. En el ecologismo contemporáneo existen corrientes de ultraderecha, que incluso han llegado a ocupar lugares de influencia en Los Verdes alemanes. Posiciones a favor de alternativas tipo Eco dictaduras, como salida a la crisis ecológica, evidencian que, lejos de ser un residuo histórico, la irrupción política del Ecofascismo es un riesgo evidente”.

Actualmente, sociedades Ecofascistas pueden ser creadas con éxito y están esperando su oportunidad en lugares que tengan las condiciones para ello, y tengan fuerzas psicosociales para ser implementadas con un despliegue mínimo de energía. Estados y regiones con minorías supremacistas en EEUU, regiones de países nórdicos con condiciones de aislamiento y recursos naturales y energéticos remanentes, regiones de selvas en Africa o Sudamérica tropical con abundancia de agua y suelos fértiles.

Estas sociedades se caracterizarán por ser antidemocráticas, lideradas por señores feudales territoriales, impuestos bajo la lógica de la violencia y de la guerra, implementando leyes ecológicas y eugenésicas forzadas, y una anulación de los derechos de las personas, a favor de una minoría étnica racial y/o cultural (12).

 

Ecoespiritualismo:

Sociedades Eco espirituales o religiosas, también pueden prosperar bajo las mismas condiciones anteriores en bolsones de recursos naturales y despliegue de energía mínima. En diferentes regiones de Asía y América, u otras regiones con vocación espiritual.

Una sociedad Ecologista religiosa la sitúa en este grupo, si su metabolismo energético, fuera de baja densidad energética, generando un impacto hacia la biosfera mínimo. Estas sociedades han demostrado tener una gran cohesión social, cultural, y sentido de pertenencia, que les permitiría sobrevivir y establecerse con éxito bajo los nuevos parámetros del nuevo mundo post colapso.

Conocidas son las experiencias en Sudamérica de grupos pequeños de corte religiosos desacopladas, hace mucho tiempo con mayor o menor éxito, tales como los menonitas y hamish.

Los menonitas son una rama pacifista y trinitaria del movimiento cristiano anabaptista, originado en el siglo XVI, como expresión radical de la Reforma.

En la actualidad existen dos tipos de menonitas:

Menonitas de la antigua orden. En torno al 15 % del total. Su idioma principal es el Deitsch. Conservan tradiciones centenarias. La historia de este grupo de menonitas se caracteriza por sus reiteradas migraciones, en busca de lugares donde establecerse y donde sus prácticas se acepten sin interferencia del estado o la sociedad (a más de 50 kilómetros de la civilización moderna). Rechazan las nuevas tecnologías, la electricidad, etc.

Menonitas de la nueva orden. Actúan como una iglesia protestante tradicional. Algunas comunidades usan el Deitsch exclusivamente para sus servicios religiosos, otras ni siquiera para eso. Aceptan la vida moderna, aunque con limitaciones. Según la comunidad, pueden rechazar la radio, la TV, la informática, los computadores, tener coche propio, etc.

Los amish, grupo​ protestante anabaptista, conocidos principalmente por su estilo de vida sencilla, vestimenta modesta y tradicional, su resistencia a adoptar comodidades y tecnologías modernas, como son las relacionadas con la electricidad.

Algunas de las características de los amish son la creencia en el Nuevo Testamento, la vida en asentamientos apartados de las metrópolis, el aislamiento del mundo exterior, la defensa de valores como el pacifismo, la humildad, la vida sencilla y el trabajo.

Los amish son una comunidad cultural unida por religión, origen y tradiciones, pero divididos en más de cuarenta subgrupos, algunos de los cuales son bastante diferentes. Son descendientes de inmigrantes de lengua alemana de origen suizo y del sur de Alemania. Actualmente, las comunidades amish comprenden aproximadamente 700 asentamientos ubicados en Estados Unidos y Canadá.

 

Bibliografía y Referencias:

(1) Murray Bookchin, Humanidad y Naturaleza.

(2) Manuel Casal Lodeiro, se ha centrado en la difusión del choque de la civilización industrial contra los límites biofísicos del planeta y de las vías de respuesta social, su libro: La izquierda ante el colapso de la civilización industrial: apuntes para un debate urgente.

(3) Arrea, https://anarcoecologismo.wordpress.com/

(4) Alasbarricadas, http://www.alasbarricadas.org/forums/viewtopic.php?t=37602

(5) Filosofía del Buen Vivir, https://filosofiadelbuenvivir.com/buen-vivir-2/

(6) Economía del bien común, http://www.economiadelbiencomun.cl/que-es/

(7) Eco-comunidades, https://www.ecologiapolitica.info/?p=2338

(8) Confederalismo democrático, https://rojavaazadimadrid.org/confederalismo-democratico/

(9) La Alemania nazi también apoyó a otras naciones del Eje a tener sus propias versiones del Lebensraum, incluido el spazio vitale («espacio vital») de la Italia fascista y el hakkō ichiu del Imperio de Japón. El Imperio de Japón propuso la Esfera de Coprosperidad de la Gran Asia Oriental en 1940, un año antes del ataque a Pearl Harbor.

(10) Staundermaier-Biehl, Ecofascismo, Lecciones sobre la experiencia alemana.

(11) Janet Biehl (1953-) es una anarquista estadounidense y una de las autoras más destacas de la ecología social. En 1986 ella colaboró dentro del Instituto para la Ecología Social y luego se volvió colega de Murray Bookchin, trabajando intensamente junto a él las siguientes dos décadas en ampliar la formulación, definición y explicación de las ideas por las que es mundialmente reconocido.

(12) una visión de estas sociedades, se pueden representar en la cultura del cine contemporáneo alternativo, postapocalíptico, en las “Apocalyptic short films”, donde se recrean todo tipo de sociedades distópicas sobrevivientes al colapso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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