Mitin de la Carne
Presidencia Germán Riesco Errázuriz
A inicios del siglo XX las condiciones de hacinamiento en los grandes centros urbanos eran críticas, escasez de viviendas dignas, malas condiciones sanitarias, epidemias, falta de salud pública, hambre, desempleo eran pan de cada día. En paralelo la clase gobernante y la oligarquía mercantil – económica buscaba la forma de obtener más y rápidas ganancias sin ninguna preocupación por el padecimiento popular.
Es 1905 y los precios de los alimentos de primera necesidad impiden a la población mantener una alimentación básica, el hambre campea en los barrios, cité y conventillos.
Un ejemplo de dichas políticas es el impuesto a la carne argentina que está vigente desde fines de 1887, ha sido impulsado por la Sociedad Nacional de Agricultura con el objetivo de proteger a los productores nacionales de carne, quienes mantenían una baja industrialización de su proceso productivo, lo que elevaba los costos de producción y la hacía incapaz de competir con la industria ganadera del vecino país, creando incertidumbre respecto de sus utilidades.
Hacia fines de 1905 Chile se encuentra inmerso en un período electoral, de este modo, el Partido Democrático y el Congreso Social Obrero citan a una manifestación que pretende derogar el impuesto a la carne. La invitación es para el día 22 de octubre de 1905 a las 14 horas en la Alameda. La intención es desfilar hacia la Moneda y entregar una carta al presidente Germán Riesco expresando la molestia del pueblo respecto del impuesto en cuestión.
El presidente Riesco se había retirado de la Moneda, por lo que el Comité Organizador se dirige a su casa para hacerle entrega del documento. Los participantes del mitin comienzan a expresar su molestia por lo que consideran una descortesía de éste al no recibirlos en el palacio presidencial. Las condiciones de vida indignas en que se encuentran inmersos y lo indolente de la clase de poder para buscar soluciones a los problemas que los aquejan los hace expresar vivamente indignación y rabia, dándose inicio a la violencia con el apedreo de la Moneda y edificios cercanos. Cualquier edificación que huela a poder político o económico es atacado por los asistentes.
Las manifestaciones de descontento se masifican en Santiago, durante la tarde y noche de ese 22 de octubre las fuerzas de orden público fueron sobrepasadas por los manifestantes, mientras que la guarnición militar de Santiago no se encontraba en la capital por maniobras fuera de ella programadas con anticipación, por lo que el gobierno de Germán Riesco autoriza la creación de guardias blancas conformadas por civiles aristócratas armados con fusiles de guerra entregados por las fuerzas armadas, estos disparan a diestra y siniestra sobre la población que protesta. Pese a ello, las protestas continuaron el día 23 y 24 siguientes.
El balance final indica alrededor de 1.000 civiles muertos en la revuelta.
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