Matanza de Ranquil
Posterior a la guerra civil de 1881 el estado chileno inicia una ofensiva militar sobre territorio mapuche conocida como “Pacificación de la Araucanía”, este proceso de conquista libera tierras mapuches entregándolas a colonos europeos y terratenientes pertenecientes a la oligarquía chilena. En Lonquimay se adjudica una gran extensión de tierras a la “Sociedad Puelma – Tupper”.
Durante fines de la década de 1920 e inicios de 1930 bajo una situación país marcada por la depresión mundial, el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo permite la reubicación de cientos de colonos y campesinos pobres en la zona, sin embargo, el posterior gobierno de Arturo Alessandri Palma (1932 – 1938, segundo mandato), deroga los decretos del gobierno anterior y restituye las tierras a sus dueños originales, lo que permite a la mentada sociedad consolidar la posesión de 129 mil hectáreas en el sector.
En 1934 la Sociedad Puelma – Tupper decide recuperar sus tierras y solicita el desalojo de las familias que la habitaban, lo que se traduce inicialmente en la expulsión de 64 familias que ocupaban un área de aproximadamente 4.000 hectáreas, los que son llevados hacia tierras altas del sector de las cuales no más de 600 hectáreas son cultivables.
El clima social es complicado, la expulsión de las 64 familias es vista como el preludio de expulsiones para otros colonos empobrecidos e indígenas pehuenches de las reservas del sector. Muchos de ellos solidarizan con los expulsados. El clima de agitación social es mal leído por el gobierno, quien en un otoño particularmente duro climáticamente insiste en ejecutar los desalojos, esto genera el coctel perfecto de una explosión social, solo falta la chispa.
Así fue, hacia fines de junio de 1934 turbas de colonos pobres, labradores pehuenches, mineros de los lavaderos de oro del sector, obreros de la construcción del túnel Las Raíces y desamparados de distintos tipos, se esparcen por los alrededores de Ranquil y Lonquimay, atacan pulperías y casas patronales, matan civiles y carabineros, recuperan armas y se atrincheran en el alto Biobío. El gobierno moviliza carabineros, fuerzas armadas y milicias republicanas, la incursión de batallones de carabineros por si solo logra poner en huida a un grupo importante de campesinos en armas y captura a otra cantidad importante de los alzados, la refriega es corta pero cruel, se estima el número de muertos entre los alzados en alrededor de 500, muchos de ellos fusilados sumariamente y desaparecidos luego de capturados.