LA CAPA DE OZONO Y LA ACCIÓN CLIMÁTICA

LA CAPA DE OZONO Y LA ACCIÓN CLIMÁTICA

Por Naciones Unidas Cambio Climático-. En los años ochenta, todo el mundo hablaba del agujero de la capa de ozono. ¿Qué pasó después? ¿Y qué puede enseñarnos el acuerdo internacional para prohibir los CFC sobre la importancia de la acción climática mundial?

¿Qué es exactamente la capa de ozono?

La capa de ozono es la zona de la atmósfera terrestre que protege al planeta de la radiación ultravioleta. Se encuentra en la estratosfera, a unos 10-50 km por encima de la superficie de la Tierra. Se trata de una capa de protección solar que nos protege de todo tipo de rayos nocivos. Sin ella, la vida en la Tierra sería extremadamente complicada.

Así que, supongo que si tiene un agujero no es bueno

Exactamente. De hecho, es algo muy malo.

¿Y qué lo causó?

Lo causó el clorofluorocarbono (CFC), una tecnología de congelación que se patentó en los años 20. En aquella época se consideraban una especie de milagro: los CFC no eran ni tóxicos, ni inflamables, y eran baratos, por lo que eran perfectos como propulsores en aerosoles para el cabello y extintores, y como refrigerantes en frigoríficos y aparatos de aire acondicionado. El problema es que, aunque los CFC no son tóxicos para los seres humanos, una vez que llegan a la atmósfera terrestre -y concretamente a la capa de ozono- acaban destruyéndola. Y cuanta menos capa de ozono tengamos, más inhabitable será el planeta.

¿Cuándo nos dimos cuenta de eso?

Aunque los científicos sabían que los CFC eran nocivos para el medio ambiente desde los años 70, fue en 1984 cuando se descubrió un agujero gigante en la capa de ozono sobre la Antártida. Por eso, durante la década de los 80 se habló mucho del daño que le causaban los CFC a la capa de ozono.

¿Cómo reaccionamos?

Bastante bien. En 1987, los países firmaron el Protocolo de Montreal sobre las sustancias que deterioran la capa de ozono. En el tratado se regulaba la producción y el consumo de casi 100 sustancias químicas -entre ellas los CFC- denominadas sustancias que deterioran la capa de ozono. El Protocolo de Montreal fue el primer acuerdo ambiental internacional, y con él se demostró todo lo que era posible con la cooperación internacional. El acuerdo era de suma importancia. Aunque los CFC pueden «ocultarse» en la atmósfera durante 70 años, si no se siguen liberando más, el ciclo acabará por detenerse. La magnitud del uso de los CFC en aquella época era tal que, según una estimación de DuPont, sólo en Estados Unidos equipos industriales por valor de 135 trillones de dólares dependían de los CFC a finales de los 80.

¿Ha funcionado el Protocolo de Montreal?

El Protocolo también sirvió como una especie de modelo para futuros tratados internacionales sobre medio ambiente. Era flexible, por lo que se siguieron añadiendo nuevos contaminantes a la lista de prohibición. Era práctico, ya que facilitaba que los países desarrollados ayudaran a los países en desarrollo a abandonar los CFC.

Como resultado del Protocolo, el agujero de la capa de ozono se ha ido reduciendo constantemente durante años.

¿Por qué tuvo éxito el Protocolo de Montreal y por qué sirve como lección para la acción climática?

El Protocolo de Montreal funcionó por varias razones. En primer lugar, el público comprendió los peligros que suponían los CFC y el efecto que su uso continuado tendría en el medio ambiente. El apoyo del público al cambio hizo que la industria cambiara también. En este caso, dejaron de CFC y empezaron a sustituirlo por sustancias menos dañina. Esto demostró el efecto positivo que puede tener el cambio de comportamiento de la ciudadanía, un cambio que comenzó con la decisión de un individuo de no adquirir productos con CFC. También fue importante el papel de los científicos, y en particular el de los “científicos activistas». Estos informaron con contundencia acerca de los peligros de los CFC y, lo que es más importante, ese mensaje fue lo suficientemente accesible como para que los ciudadanos pudieran entender cuál era la amenaza, y qué se debía hacer que hacer al respecto. Todas estas son lecciones que hay que tener en cuenta cuando se trata del Acuerdo de París y la acción climática. Cuando los individuos modifican su comportamiento y consumen de forma diferente, pueden hacer que la industria también cambie, ya que se encuentra ante una demanda de consumo «verde», y con políticas internacionales y gubernamentales centradas en la acción climática.

¿Así que todo está bien ahora?

No del todo. La mala noticia es que seguimos utilizando aires acondicionados y frigoríficos que necesitan gases para funcionar. Esos gases son los hidrofluorocarbonos, también conocidos como HFC, que, aunque no dañan la capa de ozono directamente, contribuyen al calentamiento mundial. Sin embargo, su uso se está reduciendo gradualmente gracias a la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal de 2016.

Sin embargo, la larga vida de las sustancias químicas liberadas a la atmósfera hace que sus efectos se sigan viendo décadas después de que dejen de utilizarse.

¿Por eso el agujero vuelve a crecer?

El agujero en la capa de ozono de este último invierno fue uno de los más grandes y profundos desde que se empezó a observar hace cuarenta años. En gran parte, se debe a un vórtice polar (vientos fuertes) que atrapó aire helado sobre el Polo Norte durante varias semanas. Esos vientos crearon una especie de efecto de cámara circular que creó nubes de gran altura. Esas nubes, combinadas con la contaminación provocada por la actividad humana (como el cloro y el bromo), crearon un enorme agujero que aproximadamente triplicaba el tamaño de Groenlandia. A pesar de ello, la tendencia general es buena. Además, el Protocolo de Montreal ha marcado un antes y un después, y ha demostrado la importancia de la cooperación mundial y multilateral en la lucha contra el cambio climático.

¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?

Buena pregunta. Si quieres ayudar a proteger la capa de ozono, hay varias cosas que puedes hacer. Asegúrate de que los aparatos de aire acondicionado, los frigoríficos y los aerosoles que compras no utilicen HCFC como refrigerante, ya que, aunque los HCFC son menos perjudiciales para la atmósfera que los CFC, siguen causando daños. Además, intenta que tus frigoríficos y aires acondicionados reciban un mantenimiento regular, y deséchalos en el lugar adecuado cuando lleguen al final de su vida útil.

Link del Articulo en la página del autor:

¿Qué nos ha enseñado la capa de ozono para aplicarlo a la acción climática? | CMNUCC (unfccc.int)